Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights), de Emily Brontë

La poderosa y hosca figura de Heathcliff domina Cumbres Borrascosas, novela apasionada y tempestuosa cuya sensibilidad se adelantó a su tiempo.

Con el trasfondo de la historia familiar de los Earnshaw y los Linton, la obra narra la vida de dos generaciones que se cruzan en el amor infortunado del protagonista por su compañera de infancia. En escenarios exóticos, y entre exaltaciones poéticas, la historia de amor trágico crece hasta conseguir momentos de gran lirismo en los que se mezclan la pasión con la muerte y el arrepentimiento con la venganza. Las fuerzas de la naturaleza, el paisaje de las landas, el misterio de la casa de las colinas y la narración de la sirvienta Nellie Deans se convierten en el trasunto romántico de los pálpitos amorosos.

Los brumosos y sombríos páramos de Yorkshire son el singular escenario donde se desarrolla con fuerza arrebatadora esta historia de venganza y odio, de pasiones desatadas y amores desesperados que van más allá de la muerte y que hacen de ella una de las obras más singulares y atractivas de todos los tiempos.

¡Hola, chic@s! ¿Qué tal va el último día de la semana? Antes de volver a ponerme a estudiar (me toca estudiar a Shakespeare y reconozco que no es un suplicio) os quiero dejar una nueva entrada. Si la semana pasada os hablé de Emma, un clásico de la literatura que lleva la firma de Jane Austen, ahora le toca el turno a Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë.

Conocí la obra de Jane Austen antes que las historias de las famosísimas hermanas Brontë, pero eso no significa que no tuviese una vaga idea de cómo eran sus historias. Sin embargo, con Cumbres Borrascosas me ocurrió algo muy curioso. Resulta que siempre me habían definido esta novela como un gran romance, el estilo recordaba mucho al de Jane Austen y que Heathcliff, su protagonista, era un amor. Sinceramente, no sé si esa persona me estaba hablando de la misma novela que había escrito Emily Brontë ya que, cuando empecé su lectura, me encontré con algo totalmente opuesto. Así que ya me podéis imaginar leyendo la novela e intentando buscar características de las novelas de Austen y la inexistente dulzura de Heathcliff. A medida que iba pasando las páginas me repetía a mí misma, que en algún momento Heathcliff cambiaría. Pues no. Sin embargo, debo reconocer que la persona que me habló de la novela tenía razón en una cosa: estamos ante un gran romance.

Heathcliff: ¿héroe o villano?

Cumbres Borrascosas es una de las novelas más especiales que he leído en toda mi vida. Durante el tiempo que estuve leyéndola, recuerdo que no congenié con los personajes debido a sus personalidades y las decisiones de sus actos, pero a medida que iba leyendo, la lectura se me hizo muy adictiva. Todos ellos son criaturas muy especiales, muy complejas, y eran una especie de puzzle que tenías que ir montando pieza a pieza para descubrir cómo eran en realidad. Sin embargo, sus dos protagonistas, obviamente, son los más especiales. Heathcliff y Catherine, la pareja romántica de Cumbres Borrascosas, son dos personajes muy complejos. Dos personas que son una sola y los sentimientos que tienen el uno por el otro son tan fuertes y apasionados que ni la muerte los podrá destruir. Su amor es imperecedero y tiene una fuerza arrolladora que llega a intimidar. Son dos fuerzas de la naturaleza y su historia de amor es tan atípica que no puedes dejar de maravillarte con ella. Estos dos personajes, como he dicho, son muy complejos y no congenié del todo con ellos. Catherine me resultó un poco caprichosa y su actitud hacia Heathcliff, en algunos momentos, no me gustó nada. Por otro lado, Heathcliff es un personaje único. Llegué a odiarlo debido a su temperamento y salvajismo, pero como personaje es uno de los más atractivos que me he encontrado hasta la fecha. No apoyaba sus decisiones, pero es un personaje tan enigmático y misterioso (de hecho, su origen es un tema de debate al ser algo desconocido) que no puedes dejar de sentir fascinación por él. Cuando llegué al final de la lectura no me podía quitar al personaje de la cabeza. De alguna extraña manera me había cautivado y si me preguntáis el por qué no os sabría dar una respuesta. Es un personaje que te llena y que te lleva a hacer teorías sobre él, te preguntas a ti misma por su comportamiento. Recuerdo que hace un par de años hice un trabajo sobre La inquilina de Wildfell Hall, de Anne Brontë, para mi asignatura de literatura victoriana en la universidad. En el trabajo comparaba brevemente a Gilbert Markham, el protagonista masculino de la novela, con Heathcliff y Rochester (Jane Eyre) y mi profesora me comentó que Heathcliff era incomparable. No tenía rival. Es un personaje tan oscuro, pero al mismo tiempo tan atractivo que se te queda grabado en la mente y hay miles de teorías alrededor de él que nunca son concluyentes. Es un misterio. Un personaje inmortal que a día de hoy nadie sabe quién o qué es exactamente. Os dejo aquí el enlace que lleva a la entrada de La inquilina de Wildfell Hall por si la queréis leer.

Emily Brontë

Desde mi punto de vista, creo que esta novela es un fiel reflejo de la personalidad de Emily Brontë, su autora. He dicho en innumerables ocasiones que de las tres hermanas Brontë, Emily, es la más especial. Sin duda alguna me quedo con las novelas de Charlotte, pero en cuestión de personalidad, Emily es la que más destaca. Hace unos meses hice una reseña de la biografía de esta autora escrita por Winifred Gérin (la podéis leer aquí), la biógrafa de las hermanas, y en ella se analiza cómo era Emily y, al igual que la novela, ella también era un auténtico misterio. Era igual de compleja, intensa y vibrante que sus personajes. Para muchos, Emily era una fuerza de la naturaleza, un ser muy especial que la gente no llegó a entender. Muchos la consideraban una mujer muy seria y distante, pero yo creo que era un ser fascinante. Era extremadamente reservada, no le gustaba ser el centro de atención (se enfadó muchísimo cuando su hermana Charlotte consiguió que se publicaran sus poemas sin su consentimiento) y tenía una mente maravillosa, pero a la vez era un misterio. Todo en ella era un misterio. Creo que el mundo se le quedaba pequeño, ella pertenecía a otro. Es una autora que admiro muchísimo, porque era muy diferente a los demás y, al igual que Heathcliff, creo que nunca sabremos quién fue exactamente Emily Brontë.  

 -¿Por qué me mintió hasta el final? -prosiguió-. ¿Dónde se encuentra? Aquí no… en el cielo tampoco… y no se ha extinguido… Entonces, ¿dónde está? ¡Ah!, dijiste que no le importaba nada mis sentimientos. Pues yo voy a rezar una plegaria y a repetirla hasta que la lengua se me seque: ¡Catherine Earnshaw, ojalá no encuentres descanso mientras yo siga con vida! Dijiste que yo te había matado, ¡pues entonces persígueme! Las víctimas persiguen a sus asesinos. Yo creo que hay fantasmas que vagan por el mundo, lo sé. Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarte. ¡Oh, Dios mío, es inconcebible! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!

Se daba con la cabeza contra el nudoso tronco. Luego alzó los ojos y emitió un rugido no humano sino de fiera salvaje aguijoneada de muerte por cuchillos y venablos.

Cumbres Borrascosas es una novela que está construida de una manera excelente y la fuerza con la que está narrada es arrolladora. Además, es oscura, compleja y contiene tintes góticos, que son elementos que te atrapan más y más a medida que vas avanzando. Te adentra en su mundo de tinieblas y, al final, no sales de él tan fácilmente. Puede que al principio cueste un poco engancharse a la trama debido a la densidad de ésta y también a sus personajes ya que no se ganan tu cariño al momento. Pero no desistáis ya que estamos delante de uno de los grandes clásicos de la literatura universal. De esta novela se podría hablar horas y horas y podríamos no acabar nunca ya que en cada momento saldrían nuevas teorías que desmontarían las anteriores. Heathcliff y compañía no te dejan indiferente y es una novela que con el paso del tiempo recuerdas con un gran cariño. ¡Ahora mismo me están dando ganas de volver a leerla! Ah, y los páramos… Esos maravillosos páramos que acompañaron a las Brontë hasta el final y que son un personaje más de la novela. ¡Inolvidable!

¡Hasta la próxima!

10/10