La Chica del Tren, de Paula Hawkins

¡Hola, chic@s! Hoy os traigo la reseña de La chica del tren, de Paula Hawkins, una novela que se ha convertido en un fenómeno global y cuya adaptación cinematográfica llegará a los cines en unas semanas. Todo el mundo habla de este best seller y de manera inevitable llegó a mis manos este verano gracias a una amiga, que me prestó su edición en inglés.

Muchos dicen que la novela de Hawkins posee una gran calidad, pero hay otro grupo de lectores que no opina lo mismo. Para bien o para mal La chica del tren está en boca de todos y esto ya puede considerarse un elogio ya que la historia de Rachel no deja indiferente a nadie y como diría el inigualable Oscar Wilde: Hay una cosa solamente en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti.

La chica del tren nos presenta a Rachel, una mujer que no está pasando por su mejor momento. Su vida parece desmoronarse a pasos agigantados y sus problemas con el alcohol son cada vez más notables. Cada día coge el tren para ir al trabajo y sabe el recorrido de memoria. Todas las mañanas es testigo de los mismos paisajes, las mismas casas y la misma pareja que suele desayunar en el jardín. Sin embargo, la rutina a la que está acostumbrada se rompe cuando la protagonista ve algo extraño a través de la ventana del tren. ¿Qué es lo que le ha impactado? A partir de aquí la anodina vida de Rachel experimentará un gran giro donde el misterio y el peligro irán de la mano y convertirán su vida en una pesadilla.

La novela de Hawkins no es una obra perfecta porque carece de originalidad, hay puntos del argumento que no están bien definidos y los personajes son muy planos. Pero vayamos poco a poco. El gran misterio que nos presenta La chica del tren es saber qué ocurrió la noche en la que Megan, la mujer a la que Rachel observaba todas las mañanas tras la ventanilla del tren, desapareció sin dejar rastro. Esta es una premisa que hemos visto en cientos de libros, pero si se sabe llevar bien puede dar grandes resultados. En esta ocasión, a medida que vas leyendo la trama de la desaparición de Megan, eres cada vez más consciente de quién puede ser el responsable o los responsables de lo que le puede haber ocurrido a la joven desaparecida ya que en el libro hay varios tópicos y los personajes están estereotipados y esto, quieras o no, ya es una condena para la historia. Por lo tanto, la sensación de misterio se va perdiendo poco a poco. No hay giros sorprendentes que te pillen desprevenida ya que lo ves venir todo durante la primera parte del libro.

Emily Blunt como Rachel (fuente: wikipedia)

Otro aspecto que se podría haber mejorado tiene como protagonistas a los personajes de esta novela ya que todos, como he dicho unas líneas más arriba, son muy planos. No ves ninguna evolución. Carecen de complejidad y ninguno tiene el suficiente carisma para que puedas sentir preocupación por ellos. Además, hay personajes secundarios que parecían tener potencial y luego quedan en nada. Cuando llegué al final pensé que si no hubieran estado nadie hubiese notado su ausencia. Por otro lado, cuando leo un libro, una de las cosas que más valoro es que el/ la protagonista sea un personaje con el que conecte. Si es un héroe quiero involucrarme en su historia, celebrar con él sus triunfos y apoyarlo en sus fracasos. Necesito crear un lazo afectivo con él. Si por otro lado, el protagonista es un villano, que los hay, quiero que me impacte y me haga odiarlo y, por qué no, que me haga dudar de mi moralidad si en algún momento siento simpatía hacia él. Sin embargo, todo esto que os acabo de relatar no ocurre con Rachel, la protagonista de la historia. Rachel es un personaje poco atractivo, contradictorio y débil que no genera ningún tipo de empatía con el lector y en muchas ocasiones me dieron ganas de matarla. No me preocupé por ella (bueno, puede que un poco al final, pero muy poco), y este desinterés y frialdad que sentí hacia la protagonista hizo que no conectara con su drama en toda su totalidad.

Parece que La chica del tren no tiene ninguna virtud, pero aunque no lo creáis no es así. La novela de Hawkins está narrada desde tres puntos de vista y sus narradoras (Rachel, Megan y Anna) no resultan ser muy fiables por lo tanto, tienes que tener todos los sentidos en alerta mientras vas leyendo el libro para descubrir y memorizar todas las pistas que puedan darte a través de sus conversaciones. Su lectura se convierte en una especie de juego y aunque, como he dicho antes, ya sepas por dónde pueden ir los tiros, por lo menos en mi caso, esto me picó todavía más ya que quería ver si mi teoría era cierta o no y no podía parar de leer (¡a lo mejor luego todo daba un giro inesperado!). En este sentido me lo pasé bien y al final no estaba equivocada.

Es una novela que se lee muy bien, muy rápido y su ritmo es bastante ágil. Además, su prosa es muy sencilla y directa y si lo leéis en inglés (si se tiene cierto nivel) el vocabulario empleado no causará ningún problema.

Desde mi punto de vista, creo que lo que ha perjudicado a La chica del tren es que muchos la han calificado de obra maestra cuando en realidad es un thriller hecho para entretener y ya está. Por este motivo, si tenemos esta idea en la cabeza, puede que nos llevemos un chasco una vez hayamos leído el libro ya que, seguramente, muchos de nosotros esperábamos mucho más. Si os gusta la intriga, jugar a ser Sherlock Holmes, aunque creo que Sherlock hubiese descubierto el misterio muy pronto, y sobre todo pasar un rato entretenido creo que La chica del tren os gustará porque esta novela es eso: un entretenimiento.

Por cierto: si no habéis leído el libro no miréis el tráiler de la película porque, se podría decir, que no son muy sutiles con respecto a ocultar las pistas claves de la trama.

¿Vosotros habéis leído La chica del tren? ¿Os gustó o sois de los que no entendéis su fenómeno? ¡Espero vuestras opiniones!

¡Hasta la próxima!

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