La importancia de llamarse Ernesto: Crítica mordaz a la sociedad victoriana
¡Hola
a tod@s! Hoy he terminado el semestre universitario así que eso significa que por
unos días volveré a ser libre (concretamente una semana ya que después tengo
que estudiar para los exámenes de después de fiestas). Así que eso quiere decir
que al fin puedo descansar y dedicarme a las películas y libros que tenía
pendientes y… escribir en el blog :) Menos mal que ya he acabado porque
necesitaba despertarme una mañana y pensar: “¿Qué tengo que hacer hoy? Ah,
sí… ¡nada!”
Pues
bien, para inaugurar esta semana de descanso os traigo una entrada dedicada a La importancia de llamarse Ernesto, una
de las mejores obras, por no decir la mejor, del siempre genial Oscar Wilde. El
irlandés siempre fue conocido por su ingenio y humor y en esta comedia de
enredos nos lo demuestra una vez más. No hay más que leer el título para ver
que Wilde ya nos está tomando el pelo. Si lo leemos la primera vez y no le
prestamos atención puede que no veamos nada raro, pero si le echamos un ojo al
título original, The importance of being Earnest, más detenidamente, entonces la
cosa cambia. La traducción literal sería La importancia de ser serio. Por lo
tanto, aquí vemos que Wilde juega con las palabras ya que puede referirse al
nombre de Ernesto o al hecho de ser franco, serio… Así que ya vemos que este
título tiene un doble significado y esto se refleja en la trama de la obra. Es
verdad que es una comedia de enredos que contiene un humor hilarante y frases
únicas que te hacen pensar y todo esto está narrada de manera elegante y con
una gran clase. Muy típico de Wilde. Sin embargo, detrás de esta comedia se
esconde algo más ya que en ella se encuentra una crítica hacia la sociedad
victoriana.
Soy una enamorada de esta época pero también hay
que reconocer que era una sociedad basada en convencionalismos y con unos
códigos de moralidad muy estrictos. Los conocidos como “gentlemen” eran hombres
que la gente admiraba debido a su clase y aparente perfección. Ellos no
ocultaban nada y eran muy transparentes… o no. Muchos de estos hombres y la
clase alta en general vivían de las apariencias y de una falsa seriedad. Esa
imagen de perfección era, en realidad, una mentira ya que muchos tenían una
vida secreta, o vicios secretos, que intentaban ocultar ya que, si eran descubiertos esa imagen idealizada que tenían de ellos se rompería. Wilde criticaba este
comportamiento y en esta obra decide burlarse de esta idea de (falsa) moral.
Wilde también era tomado por un caballero admirable, pero nadie sabía de sus
tendencias sexuales y al final, cuando su secreto fue descubierto, lo condenaron.
La
importancia de llamarse Ernesto fue su última obra ya que después vino su
caída. Ironías de la vida, parece ser que su historia se volvió en su contra ya que
él fue una víctima más de la sociedad que tanto criticaba.
En los personajes de La importancia de llamarse
Ernesto, podemos ver que de cara al público son perfectos pero el
lector descubre que no es así ya que podemos ver que tienen unos determinados
secretos que no los hacen tan buenos e inocentes. La frivolidad y la falsedad
están a la orden del día. Mucha gente al leer la obra puede que no se dé cuenta
de esto y para muchos es una comedia más, pero la crítica hacia esta sociedad
es evidente. Lo que pasa es que nuestro querido Oscar lo expresaba todo a
través de una comedia y la gente no veía más allá de las situaciones
rocambolescas que presentaba. Lo disfrazaba todo en forma de sátira y esto dice
mucho de estas personas ya que parecía que no veían más allá de una comedia que les hacía soltar una sonora carcajada a la mínima. Si lo hubiese presentado
como una obra seria y formal, a lo mejor, las cosas hubiesen sido diferentes.
Tuve
la suerte de ver la representación de esta obra en el Teatre Gaudí de Barcelona
hace dos años y fue una experiencia maravillosa. El teatro es pequeño y las
butacas están al mismo nivel que el escenario y además lo envuelven. Es decir,
los actores estaban rodeados por el público y estábamos muy cerca de ellos. Fue
fantástico porque cuando vas al teatro se suele establecer una cierta distancia
entre actores y público y el escenario parece un lugar muy inaccesible, pero en esta ocasión fue todo
lo contrario. Daba la sensación de que el público era parte de la obra. Un
personaje más. Los actores interpretaron maravillosamente bien sus papeles y
supieron captar ese humor tan característico de Wilde. Me gustó muchísimo y
guardo un grato recuerdo de aquel día.
Uno
de los grandes puntos a favor de las obras de Wilde es que son muy fluidas,
encantadoras, fáciles de leer y su humor te atrapa por completo. Sonríes, te
ríes y muchas veces piensas como se le ocurren estas cosas. Pero es que lo que
de verdad admiro es como están contadas. En ellas se puede ver su inteligencia,
agudeza y además lo desarrolla todo de manera exquisita. Admiro mucho a este
tipo de personas ya que, para mí, demuestran tener una inteligencia muy
distinguida que está por encima de los demás. Son gente muy especial que ve la
vida de una manera muy distinta del resto. Wilde era único y esto se puede ver
reflejado en sus historias. Sus obras se pueden leer perfectamente en una
mañana o una tarde. Por ejemplo, recuerdo que un día leí por la mañana El abanico de Lady Windermere y luego
por la tarde leí Salomé. Sus obras son una delicia y reconozco que tengo que volver a leer algunas
de ellas ya que hace bastante tiempo de
su lectura y me gustaría dedicarles un lugar en el blog.
Bueno
chic@s, mi entrada llega a su fin. Estos días estaré bastante por aquí así que
nos vamos leyendo.
¡Hasta
la próxima!
10/10
¡Hola, Laura!
ResponderEliminarFantástica tu entrada y toda una obra que hay que leer tarde o temprano.
Debo reconocer que, si bien, como es obvio, conocía a Wilde, no fue hasta más mayorcito cuando me animé a leerle (a veces, los clásicos, tienen fama de "tostones" y tu, inocente, te la crees. ¿No te ha ocurrido eso?) y, la verdad, me encantó. No solo esta obra, sino, mi favorita, El retrato de Dorian Grey. Esa capacidad de Wilde para criticar y ridiculizar la sociedad de su época es, simplemente, magistral.
¡Feliz Navidad y nos leemos!
¡Hola, Israel!
ResponderEliminarPues la verdad es que, al igual que tú, he descubierto muchos clásicos un poco tarde. Creo que en una de mis entradas comenté que descubrí a Wilde en mi adolescencia pero sin darme cuenta ya había leído alguno de sus cuentos cuando era una niña y no sabía que él era el autor de esas historias. Nunca es tarde para descubrir los clásicos. Y cómo tú bien dices muchas veces se asocian a tostones. Algunos lo son y otros no jeje. Wilde me gusta muchísimo y El retrato de Dorian Gray fue el primero de sus trabajos que leí sabiendo que él era el autor y, desde entonces, también es mi favorita. Wilde era y sigue siendo un genio entre los genios.
¡Feliz Navidad para ti también y nos leemos!
Hola, Laura
ResponderEliminarUna entrada estupenda, me encanta O. Wilde, especialmente 'El retrato de Dorian Gray', pues creo que es donde mejor plasma la decadencia de la sociedad de su época con una estética estupenda. En cuanto a sus cuentos, me gusta 'El fantasma de Canterville'.
'La importancia de llamarse Ernesto' no lo he leído, pues la ví en obra de teatro hace algunos años y he de reconocer que el ingenio del autor es tremendo, además los actores supieron interpretar a la perfección , si bien en español podían haberla traducido como 'La importancia de llamarse honesto', por los paralelismos que esplicas en la entrada de 'being earnest'.
Nos leemos!!
Felices fiestas!!!
Besotes!!
¡Hola, Mari Carmen!
ResponderEliminarCómo puedes ver también me encanta Wilde y en sus obras retrata la decadencia de la época riéndose de la gente y sin que éstos se diesen cuenta. Sólo los genios pueden hacerlo ;) ¡Qué bien que vieses la versión teatral! Yo también lo hice pero en catalán y me gustó muchísimo :) Veo que coincidimos en gustos porque "El retrato de Dorian Gray" y "El fantasma de Canterville" son mis trabajos favoritos de Wilde :)
¡Nos leemos!
¡Un beso y felices fiestas!