The Crown: Segunda Temporada (2017)
¡Hola, chic@s! El año
pasado The Crown, la serie de Netflix que está dispuesta a narrarnos la
historia del reinado de Isabel II, se convirtió en mi nueva serie favorita, así
que he esperado su segunda temporada con muchas ganas y ya puedo decir que no
me ha decepcionado.
La segunda entrega de
The Crown aterrizó el pasado 8 de diciembre con 10 nuevos episodios, muchos de
ellos de carácter autoconclusivo, que nos adentran en los años sesenta,
un período en el que la corona tuvo que enfrentarse a diferentes conflictos de
carácter social, político... y personal. Temas como el divorcio, la renovación
de la monarquía, el nazismo o la Crisis de Suez formarán parte de unas tramas
muy bien ejecutadas que harán que no podamos apartar los ojos de la pantalla.
Los nuevos episodios,
al igual que los de la primera temporada, se han caracterizado por poseer una
gran factura, un guion espléndido, una música exquisita y un excelente reparto.
Todo brilla alrededor de esta serie y este año las tramas han tenido una gran protagonista:
Claire Foy. La intérprete británica es la reina de la función (nunca mejor
dicho) y nadie consigue hacerle sombra. La Isabel de este año me ha resultado
muy interesante ya que es una reina que se enfrenta a una crisis de identidad y
este aspecto ha conseguido humanizarla todavía más. Isabel siente que envejece
y con ella también lo hace la monarquía. El mundo avanza, pero los habitantes
de Buckingham Palace parece que se han estancado y por este motivo no logran
hacerse con la simpatía del pueblo. Parece que los tiempos en los que la
familia real era idolatrada han quedado atrás, así que si quieren volver a
vivir un período dorado deberán reconocer sus errores y abrirse más a la gente,
conocer a los ciudadanos que no pertenecen a las clases altas, mostrar más
cercanía… En definitiva, salir de la burbuja que los rodea y abrirse al mundo
real. Por otro lado, en el ámbito político, también veremos cómo Isabel se
convierte en cómplice de una guerra, y con ello todas las muertes que ésta
provoca, por la Crisis del canal de Suez. Sin embargo, estas no serán las únicas crisis
que la reina vivirá ya que tenemos su matrimonio con el príncipe Felipe, una
pareja que está muy lejos de ser perfecta, pero que al mismo tiempo forman el
equipo ideal. Es complicado definir la relación que hay entre los dos ya que
hay amor, cariño y complicidad, pero al mismo tiempo ambos se encuentran en una
lucha constante. Felipe no le es fiel, pero aún así, y para cumplir con la
corona, Isabel decide perdonarlo y continuar adelante. Esto provoca altibajos y
un cierto distanciamiento en la pareja, pero a pesar de esto se apoyan y están
ahí el uno para el otro. Permanecer juntos es su deber, pero en el fondo se
necesitan e incluso se aman. Para acabar con el apartado dedicado a la reina me
gustaría hacer un pequeño apunte centrado en su maternidad. Siempre se ha dicho
que Isabel II ha sido una madre ausente y la serie lo refleja a la perfección.
Nunca se ve su lado más maternal, sencillamente no existe, ella vive para la corona y todo lo
demás es secundario, incluido sus hijos.
Fuente: Vanity Fair |
En esta nueva tanda de
episodios se indaga en el pasado del príncipe Felipe (Matt Smith) y este es un
punto que he agradecido y disfrutado muchísimo porque para mí el marido de la
reina es un gran desconocido. Gracias a estos episodios descubrimos el triste y
cruel pasado que tiene a sus espaldas y cómo este lo ha convertido en el hombre
que es en la actualidad. A pesar de ser un personaje que no despierta muchas
simpatías reconozco que se ha convertido en uno de mis favoritos debido a su
complejidad y tengo muchas ganas de ver cómo evoluciona en los próximos años.
Por otro lado, Margarita, la princesa rebelde (Vanessa Kirby) empieza
mostrándonos la cara más triste del amor. Está hundida porque su matrimonio con
Peter Townsend no pudo llevarse a cabo, pero este desconsuelo llegará a su fin
cuando la princesa conozca a Tony Armstrong-Jones (Matthew Goode), un carismático fotógrafo
que la hará ilusionarse de nuevo, pero Tony es un hombre muy poco convencional
y nos demostrará de antemano que esta unión, a pesar de llegar al altar, está
condenada al fracaso.
Antes he comentado los
temas que trata esta temporada, pero esta entrega también ha estado llena de
personajes históricos que ha sido un placer ver. Me ha gustado mucho
encontrarme con los Kennedy, y en especial con Jackie. Los Kennedy eran, junto
con Isabel y Felipe, una de las parejas más observadas del mundo. Eran perfectos, pero no es oro todo lo que reluce ya que en la intimidad era
una pareja llena de conflictos. Por otro lado, siempre se ha idealizado la
relación entre Wallis Simpson y Eduardo VIII. Él siempre ha sido visto cómo ese
rey que renunció al trono por amor y cómo tuvo que huir con Wallis para vivir
su apasionada historia en el exilio. Podrían ser un referente para muchos, pero
la realidad es muy diferente. Esta pareja idílica era bastante oscura ya que
después de renunciar al trono Eduardo y Wallis mantuvieron contactos con Hitler
y tramaron con los nazis bombardear Reino Unido durante la Segunda Guerra
Mundial si esto conseguía devolverle el trono, y por lo tanto esto supondría la destrucción de su propio hermano. La primera temporada consiguió quitarme la venda de los ojos
respecto a Eduardo y Wallis, pero esta segunda temporada ya ha conseguido
deshacer cualquier simpatía que tuviera por ellos. Por último, también he
podido conocer a Lord Altrincham, un escritor que escribió un mordaz ensayo
criticando lo anticuada que se había quedado la monarquía inglesa. En la serie
vemos cómo estas palabras suponen un gran golpe para Buckingham Palace ya que
debido a los comentarios de Altrincham, la reina percibe que su imagen entre
los ciudadanos no es muy positiva. Esto la afecta mucho y el espectador ve
debilidad y vulnerabilidad en ella. Gracias a las sugerencias de Altrincham la
monarquía consigue modernizarse y acercarse a los ciudadanos de la calle, y
gracias a esto su popularidad vuelve a crecer.
La segunda temporada de
The Crown, aunque a muchos no les guste, supone la despedida de todos los
actores que han estado en ella desde el primer capítulo. La reina se hace mayor
y por este motivo, las dos próximas temporadas estarán protagonizadas por la
maravillosa Olivia Colman en el papel de Isabel II. En la quinta temporada
Colman dará paso a su sucesora y a través de tres reinas seremos testigos de
los sesenta años (seis temporadas) del reinado de Isabel II. Reconozco que me
he despedido de sus actores con mucha melancolía pero sé que la serie está a
salvo en las manos de Colman. Sin embargo, y antes de que llegue la tercera
temporada a la pantalla, Claire Foy sigue siendo la reina, en todos los
sentidos, y The Crown es la serie que es gracias a ella.
¡Larga vida a Claire
Foy!
¡Hasta la próxima!
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