El Caso Alcàsser



¡Hola, chic@s! La semana pasada Netflix incluyó en su plataforma El Caso Alcàsser, un documental de 5 entregas de una hora de duración que analiza uno de los sucesos más oscuros y turbios de la crónica negra española: el crimen de las niñas de Alcàsser. Estoy segura de que cada persona tendrá su propia y particular visión de estos horrendos crímenes y seguramente recuerda dónde estaba cuando se anunció el hallazgo de las menores. En mi caso, yo era muy pequeña cuando todo esto ocurrió, tenía 5 años recién cumplidos, y las imágenes son muy borrosas, pero recuerdo que se me quedaron grabadas a fuego las tres fotos de las niñas. No entendía muy bien lo que estaba ocurriendo, pero siempre que hablaban de este suceso sentía miedo. Curiosamente, esta sensación ha vuelto más de dos décadas después tras ver este documental, ya que lo que ocurrió aquella noche de 1992 tuvo que ser una auténtica pesadilla. He leído sobre este crimen antes, pero da igual las veces que me lo vuelvan a relatar ya que ese miedo vuelve a apoderarse de mí como el primer día. El documental de Netflix nos habla de lo que pudo ocurrir aquella noche, pero este triste triple crimen va cediendo protagonismo a tres puntos que siempre han rodeado al caso.

La explotación del dolor

Si hay algo que define al caso Alcàsser es la controversia y la falta de respeto con la que fue tratado. La desaparición de las niñas supuso una auténtica conmoción y, por desgracia, la tragedia suele ser sinónimo de morbo. Las televisiones saben que esto se traduce en grandes audiencias, así que estas decidieron darle la máxima cobertura posible, aunque eso significara saltarse todos los códigos morales posibles. Hoy en día criticamos que se dé cobertura a un asesino en prime time o que se hurgue en el dolor de una familia, pero lo que he visto en este documental ha superado, tristemente, mis expectativas. Hay una escena en concreto que me puso los pelos de punta, ya que cuando se anuncia la aparición de los cadáveres, una cámara de televisión entró en el domicilio de una de las víctimas para ver cómo la familia se encontraba sumida en un manto de dolor. No hay privacidad ni respeto. Nada. La lucha por la audiencia es lo más importante y da igual profanar algo tan íntimo como es el dolor y la miseria. El ser humano mostró su lado más ruin y me impactó mucho que incluso las familias, en un momento tan delicado y trascendental para ellas, se prestaran a algo así. El caso Alcàsser se había convertido oficialmente en un show y un ejemplo muy claro fue el programa de Nieves Herrero, que fue un esperpento por sus preguntas morbosas y fuera de lugar, y también por conseguir llevar a las familias hasta su improvisado plató y tenerlas allí como si de estrellas se trataran. Un auténtico espanto que se iría extendiendo a lo largo de los próximos años.

La teoría de la conspiración

La conspiración siempre ha envuelto a este caso ya que muy pocos creen que Antonio Anglés y Miguel Ricart, los dos asesinos imputados, fueran realmente los ejecutores del crimen. Os engañaría si no os dijera que yo también he pensado lo mismo, pero tras ver el documental he comprobado que algunos periodistas, como es el caso de Juan Ignacio Blanco, se subieron al carro para ir agrandando una bola que fue dando lugar a diferentes teorías, cada cual más oscura. Personalmente, pienso que la versión oficial que nos han dado difiere de la realidad, pero personas como Blanco convirtieron este caso en un circo sin precedentes y lo peor de todo es que estuvo amparado por el padre de una de las niñas. Los fragmentos que la producción de Netflix nos muestra de programas como Esta noche cruzamos el Mississippi son de vergüenza ajena, pero a pesar de esto, estas intervenciones fueron creando poco a poco un juicio paralelo en el pueblo que llegó a crear una auténtica confrontación con la Justicia. Este conflicto aumentó cuando los forenses no se pusieron de acuerdo entre ellos y se llegó a hablar de manipulación de las pruebas. En el documental vemos que se juega con la idea de la existencia de material que muestra a los verdaderos culpables, como la famosa cinta de vídeo que en teoría tiene Blanco, pero por alguna razón u otra no se puede mostrar públicamente. Esto nos demuestra que el caso Alcàsser sigue siendo un caramelo y que se va a jugar con él hasta el final.

La libertad de la mujer

Tras los asesinatos de Miriam, Toñi y Desirée la prensa y la televisión, de manera directa o indirecta, fue lanzando mensajes acerca de que la mujer y la libertad no eran muy compatibles. Una mujer no puede salir de noche porque le pueden pasar cosas horribles, por lo tanto se tiene que quedar en casa. Si sale y ocurre alguna desgracia, ya sabe a lo que se exponía y por lo tanto, la culpa es suya. Este discurso arcaico e ilógico se pudo ver en 1992, pero tristemente se puede decir que sigue vigente en la actualidad. Esto nos demuestra lo poco que hemos avanzado y lo mucho que nos queda por aprender. Casos como los de La Manada, Laura Luelmo, Diana Quer o Marta del Castillo nos dicen que hay algo que estamos haciendo mal, muy mal, porque no es normal que se analice a la víctima para juzgar el caso. El único culpable aquí es el criminal, pero parece que esto le resta maldad si la mujer estaba sola en la calle por la noche disfrutando de su derecho a la libertad. Crecemos con miedo y Alcàsser infundió un auténtico pavor entre aquellas jóvenes que vieron restringido su estilo de vida por temor a tener el mismo trágico destino.



El Caso Alcàsser hace una notable recreación de cómo los medios trataron estos asesinatos y este documental nos demuestra lo poco que hemos cambiado como sociedad. Parece que en muchos aspectos nos hemos quedado anclados y tenemos que reaccionar de una vez. La producción de Netflix te deja con un nudo en el estómago y, a pesar de no arrojar luz a las incógnitas que rodean a este macabro crimen, te indica que las irregularidades que pululan en torno a él confirman que hay algo más en todo esto. La gente habla, opina, hay secretos que no son tan ocultos, pero parece que estos se resisten a ver la luz de manera definitiva, ya que actualmente la gran pregunta sigue sin ser contestada: ¿quién mató a las niñas de Alcàsser? ¿Lo sabremos algún día?

¡Hasta la próxima!

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Fotografía: Netflix


Comentarios

  1. ¡Hola Laura! No tengo claro si me apetece ver este documental de Netflix. Recuerdo perfectamente aquella noticia y el circo mediático que se creó a su alrededor, vergonzoso. Parece que fue el comienzo del morbo con el que se tratan también hoy en día las desapariciones, los crímenes, los casos de violencia de género, etc
    He leído además de la tuya varias reseñas sobre este documental y hay opiniones para todos los gustos: hay incluso quien se ha preguntado si realmente es necesario volver a meter el dedo en la yaga para contar más o menos lo mismo (parece que no se dice nada nuevo que no se haya sabido ya) y si con el simple hecho de haber creado este documental, Netflix no está también uniéndose al morbo mediático (porque si este caso se hubiera reabierto en vez de por Netflix, por alguna de las cadenas típicas como Telecinco o Antena 3, si sería lo mismo)

    Igual tampoco parece necesario volver a arremeter contra Nieves Herrero, la única que dio la cara cuando se empezó a criticar con razón lo ocurrido en su programa, pero seguramente habría mucha más gente detrás de todo eso, responsable incluso de forma más directa, pero que no se llevó la culpa. Además Nieves Herrero reconoció que había sido un error y pidió perdón. No sé... Daría para un debate, jeje

    En fin Laura, me ha gustado mucho tu reseña (como siempre), me parece muy interesante lo que cuentas sobre este documental, pero incluso después de leerte sigo sin tener claro si lo veré, ya veremos ¿quién sabe? Igual me da el punto y aunque solo sea por simple curiosidad y morbo...
    Besos

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    Respuestas
    1. ¡Hola, Marian!

      Te confieso que mientras veía el documental me replanteaba si escribir acerca de él o no en el blog porque es un caso que siempre me ha dado muy malas vibraciones. Incluso estuve un par de días pensando en olvidarme de él y dejar de verlo porque este crimen es muy turbio. Tienes razón en que no arroja luz ya que sólo nos explica qué ocurrió y cómo fue tratado. Lo que no me ha gustado es que todavía hay ciertos personajes que intentan jugar con él para seguir estando en primera plana. En fin...

      ¡Un beso!

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