El incienso de los espíritus, de Victoria Álvarez

¡Hola, chic@s! Hoy, os traigo la reseña de El incienso de los espíritus, la última parte de la trilogía de Helena Lennox, escrita por Victoria Álvarez. En esta ocasión, nuestra querida protagonista vivirá una nueva historia que tendrá inicio en la Nueva York de los felices años veinte para concluir… ¡en Japón! ¿Qué lleva a Helena al país del sol naciente? La respuesta es algo que a sus seguidores no les extrañará en absoluto: una nueva aventura, que esta vez estará protagonizada por sociedades secretas, geishas y un misterioso incienso que trae del más allá a esos seres queridos que una vez tuvieron que partir. El mundo de los vivos y los muertos estará más cerca que nunca en esta trepidante entrega, en la que no podremos evitar sentir en todo momento la alargada sombra de la despedida.

Cuando llegas al final de una trilogía o saga no sólo dices adiós sino que también haces un balance de todo el tiempo compartido con estos personajes, porque ellos han evolucionado pero el lector también ha hecho lo mismo. Todos empezamos en un sitio y acabamos en otro y en mi caso esta aventura no empezó en 2017 sino en 2014 con Tu nombre después de la lluvia, primera entrega de la trilogía Dreaming Spires, y en la que conocimos a Lionel y Dora, los padres de Helena. Ha llovido mucho desde entonces y muchas cosas han pasado, pero lo que sí que tengo claro es que el amor que siento por estos personajes no ha decaído en ningún momento, al contrario, este se ha ido volviendo más fuerte con cada entrega. Esta saga familiar, como a mí me gusta llamarla, me ha provocado sonrisas y emociones y la he finalizado con la sensación de haber sido testigo de un viaje épico en el que se han tenido que derribar muchas barreras para poder triunfar.

En El incienso de los espíritus tenemos una aventura con tintes de misterio debido a su carácter paranormal, y es una trama que me ha enganchado muchísimo por ese suspense que la rodea ya que no sabemos si los fantasmas que acechan a los protagonistas son reales o, por lo contrario, los espectros no son etéreos sino de carne y hueso. Victoria sabe cómo darnos las dosis exactas para que la emoción no decaiga en ningún momento y que la ansiedad lectora pueda con nosotros. Una vez más, la escritora salmantina demuestra ser una experta a la hora de tejer historias ya que los fantasmas son sólo la punta del iceberg de una trama mucho más compleja que se esconde en el fondo y que a primera vista no podemos ver. A partir de ahí la autora trabaja para ir sacando a la luz todos los conflictos y las conspiraciones que se niegan a salir y que nos dejarán con la boca abierta. La última parte de la trilogía cuenta con su propia historia, pero en ella veremos cómo los demonios del pasado, y con ello me refiero a los hechos ocurridos en La ciudad de las sombras y El príncipe de los prodigios, se dejarán ver por Japón cerrando así el círculo que se inició en la India.

Además de desentrañar el misterio principal, también tendremos las tramas personales de los personajes y a través de ellas les veremos evolucionar. Me ha encantado la relación de Helena y Arshad ya que ambos, a pesar de haberse declarado su amor, son dos personajes que tienen ambiciones y puede ser que estas no sean compatibles con la devoción que sienten el uno por el otro. Es un conflicto personal de lo más interesante ya que, ¿estaríamos dispuestos a renunciar a nuestros sueños por amor? En este sentido, vemos que Helena es una mujer de espíritu inquebrantable que está ansiosa por cumplir sus sueños para sentirse realizada. Sabe que, y a pesar de estar enamorada de Arshad, si no va detrás de sus ambiciones y las lleva a cabo nunca será completamente feliz. Con Arshad vemos lo mismo, así que Victoria nos lanza esta pregunta que tendrá un desenlace cautivador.

Y si hablamos del desenlace ya os digo que me ha dejado muy satisfecha, aunque os confieso que leí esta novela con cierto nerviosismo porque los lectores ya sabemos de antemano el futuro de Helena (la protagonista narra su historia cuando ya es una anciana que ha tenido una vida plagada de aventuras siendo una reconocida arqueóloga), pero no sabemos qué ha pasado durante el trayecto. ¿Qué ocurrió con el resto de los personajes? Victoria nos da estas respuestas y la verdad es que el final es precioso y melancólico.

El incienso de los espíritus nos regala un cierre perfecto a una historia que nos ha dado de todo: aventuras, emoción, misterio, drama, acción, comedia y romanticismo. La prosa de Victoria vuelve a ser excelente al ofrecernos un cuidadoso trabajo de documentación y con el que gracias a él viajaremos a Japón donde podremos ver sus paisajes, pasear por sus calles y oler sus aromas sin movernos de casa. La construcción que hace de sus personajes es una delicia y gracias a esto podremos apreciar todas las capas que los conforman. Leer a Victoria siempre es un placer ya que te mete de lleno en sus historias y una vez las acabas las recuerdas con mucho cariño y nostalgia. Así que desde aquí le doy las gracias por habernos traído a Helena y, aunque esta aventura haya acabado, sé que vendrán muchas más.

¡Hasta la próxima!

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Fotografía: Lehanan Aida