El príncipe de los prodigios, de Victoria Álvarez
¡Hola, chic@s! Creo que a estas alturas ya os
habréis dado cuenta de que Victoria Álvarez es mi autora española
favorita. Hasta hace unos siete años solamente seguía a autores más
bien internacionales, pero con ella y su Hojas de dedalera empecé
a fijarme en la literatura que se escribe en nuestro país. Con ella
he viajado a lugares como Inglaterra, Irlanda, Italia, la República
Checa, Nueva Orleans o la India. Han sido viajes intensos y muy
emocionantes, pero lo que siempre ha permanecido en mí son sus
personajes, que aunque sean ficticios, cobran vida delante de mí.
El
año pasado, Victoria empezó su andadura con Nocturna y su carta de
presentación con este sello editorial
fue La ciudad de las sombras, la
primera parte de la trilogía de Helena Lennox, que nos presentaba a
una nueva generación de personajes con
una gran inclinación por la aventura,
pero sin perder
de vista a aquellos que nos hicieron vibrar en la también trilogía
Dreaming Spires.
La
ciudad de las sombras me dejó
con un nudo en el estómago debido a su final abierto y también por
el destino de cierto personaje ya que este pendía de un hilo. Han
sido meses de muchas conjeturas, pero todas estas dudas han quedado
resueltas con El príncipe de los prodigios, la
segunda entrega de esta saga, y que una vez más he vuelto a
disfrutar como una niña. En esta ocasión, esta nueva aventura
transcurre seis meses después de los eventos ocurridos en la India.
Es 1924 y Helena Lennox y sus padres se encuentran en Nápoles debido
a unas excavaciones arqueológicas pompeyanas. Lo que en un principio
iba a ser un trabajo aparentemente rutinario se transformará en una
aventura
trepidante en la que una serie de asesinatos, la historia de un
misterioso e inquietante alquimista, la presencia escalofriante de
unos ángeles y el retorno de
un personaje muy querido pondrán patas arriba la ya caótica vida de
la joven Lennox.
Una
de las cosas que más me gustan de Victoria Álvarez es cómo lograr
meternos de lleno en la historia desde el principio. Es abrir un
libro suyo y no poder parar de leer. En sus primeras páginas ya nos
pone en alerta de lo que nos espera y nuestra curiosidad es tan
grande que no nos podemos alejar de la novela. A esto también se une la vuelta de los personajes, porque
ya son unos viejos amigos para mí y
por eso el lazo que tengo
con ellos es bastante fuerte.
Siempre que me reencuentro con ellos me invade una sensación de
alegría al ver cómo interactúan y por incluso saber de qué pie
cojea cada uno. En ocasiones, he podido intuir
cómo iban a reaccionar ante una determinada situación y no podía
evitar sonreír al ver que estaba en lo cierto. La prosa vuelve a
ser, una vez más, perfecta con una gran descripción de los lugares
por los que van pasando los protagonistas y por el desarrollo de
estos y la trama. No hay ni un solo momento
que nos dé tregua y de principio a fin estuve teorizando sobre los
misterios que iban creciendo capítulo tras capítulo.
Victoria
sabe combinar muy bien las intrigas
personales de los personajes con los eventos que les rodean y que se
les escapan de las manos. Por un lado, tenemos una trama de novela
negra en la que un asesino en serie
está asesinando a chicas jóvenes con un oscuro y horripilante
propósito. Esta parte me ha encantado porque me gustan muchísimo
este tipo de historias y el juego que nos propone la autora de
adivinar quién o quiénes son los responsables de estos crímenes me
ha
entusiasmado.
Por otro lado, tenemos la trama de misterio con tintes
sobrenaturales, algo esencial en las historias de la escritora
salmantina, que nos presenta la leyenda de Raimondo di Sangro,
conocido como el Príncipe de los prodigios, un inquietante
alquimista que hizo grandes cosas como, por ejemplo, despertar a
través de un brebaje a aquellos
que se encontraban
en esa fina línea que separa la vida de la muerte. Mientras nuestra
cabeza no para de hacer conjeturas, Victoria también nos muestra el
desarrollo de sus personajes y por lo tanto, sus historias
personales. En esta segunda parte, vemos cómo Helena ha crecido y
madurado. Conserva su espíritu aventurero y curioso, pero
se la ve mucho más asentada y encara las cosas de otra manera. En la
anterior entrega, Lionel y Dora cobraron un gran protagonismo en el
ecuador de la historia y aunque en esta segunda parte vuelven a tener
un papel importante, su presencia es un poco más reducida y no tan
activa como en la anterior. Parece que le están pasando a su hija
ese papel y esta lo desempeña a la perfección. Las nuevas
incorporaciones como Luca Bevilacqua, Allegra di Sangro, Santino o
Fiore han sido un gran acierto ya que aportan emoción y misterio a
la historia, pero lo que más me ha gustado es que los personajes
femeninos vuelven a ser muy fuertes y de armas tomar. Me encanta que
tengan su propia personalidad y voz a la hora de decidir. En el libro vemos cómo el inspector que investiga el caso de los asesinatos es el encargado de dar vida a ese tipo de persona que siempre cuestiona la vida de las mujeres y cómo estas deciden vivirla, y que si les ocurre algo es porque no han cumplido con lo que se espera de una dama por lo tanto, ellas tienen mucha culpa de su trágico destino. A pesar de que esta historia sucede durante la primera mitad del siglo pasado, este mensaje sigue muy vigente hoy en día y da para reflexionar. Y para
acabar con el apartado de personajes no podía dejar de lado a
Arshad. Su personaje me dejó en vilo al final de la anterior novela,
pero ahora regresa con fuerza para continuar su historia con Helena.
Ese romance que se empezó a fraguar tímidamente
en
La
ciudad de las sombras aquí
desarrolla una dinámica de lo más interesante ya que ambos, a pesar
de no expresarlo
claramente o
simplemente no se dan cuenta,
son una pareja y esto me gusta mucho. Todo se basa en miradas, gestos
de cariño, palabras y algún que otro beso robado en la mejilla.
Todo se va cociendo poco a poco y la química que hay entre los dos
es más que palpable. ¿Arshad y Helena dan finalmente el paso?
¡Tendréis que leer el libro para saberlo!
Para
acabar, me gustaría destacar el escenario en
el que se desarrolla esta nueva aventura porque dejamos el exotismo
de la India para adentrarnos en la decadencia de Nápoles. No
obstante, esta decadencia se mezcla con el romanticismo y el misterio
que desprenden, por lo menos para mí, los ángeles y los
cementerios. En las novelas de Victoria siempre tiene que aparecer un
camposanto, pero en esta nueva entrega los ángeles también tienen
un papel importante. Me encanta cómo estas inquietantes y
fascinantes figuras están descritas en la novela ya que nos da la
sensación de que nos están vigilando y que en cualquier momento les
delatarán una mirada o un gesto. Los ángeles me recordaron mucho a
los que mostró la serie británica de ciencia ficción Doctor
Who
con su maravilloso episodio Blink,
y en el que los ángeles no son precisamente criaturas celestiales.
El
príncipe de los prodigios vuelve
a sumergirnos en una historia emocionante que no podrás parar de
leer. Los protagonistas volverán a enfrentarse al misterio y con
ellos viviremos una aventura inolvidable. Los personajes han
evolucionado y crecido y volverán a deleitarnos con su lado más
humano y personal. ¡Ahora toca esperar al desenlace de esta
trilogía! Recordad que podéis encontrar las reseñas de todas las
novelas de
Victoria Álvarez,
¡no falta ni una!, en el blog.
¡Hasta
la próxima!
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Fotografías:
Nocturna y
Lehanan Aida Artwork
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