HEARTSTOPPER

 

Fuente: Netflix

¡Hola, chic@s! Hoy os traigo mi review de Heartstopper, una nueva serie de Netflix que me ha enamorado por completo y que, desde ayer, que es cuando la finalicé, no me puedo quitar de la cabeza. Os voy a ser sincera: había oído hablar de esta serie gracias a las redes sociales y sabía que me podía gustar, pero no estaba entre mis prioridades básicamente por la falta de tiempo. Sin embargo, el día que tenía previsto ver Superman & Lois comprobé que el capítulo aún no estaba disponible en la plataforma, así que para pasar el rato decidí ponerme el primer episodio de Heartstopper y a los cinco minutos mis sospechas ya habían quedado más que confirmadas: había tenido un flechazo con la serie e iba a ver la temporada completa. ¿A quién quería engañar?

Heartstopper es la adaptación del cómic de Alice Oseman y en ella asistiremos a la historia de amor entre dos adolescentes que comparten pupitre: Nick y Charlie. Este último es abiertamente gay, pero el primero no parece serlo. Esto desanima a Charlie, pero lo que este no sabe es que Nick se está preguntando si lo que siente por su compañero de mesa es solo una simple amistad.

Cuando la pantalla plasma temas LGTBI estos suelen estar acompañados de connotaciones dramáticas (y a veces trágicas); no obstante, en Heartstopper nos encontramos con todo lo contrario. Esta serie nos narra cómo dos adolescentes empiezan a experimentar lo que es el primer amor y la ilusión que todo esto conlleva, pero tampoco olvida las preguntas que empiezan a surgir. A pesar de las dudas y las inseguridades, la relación de los protagonistas está basada en la ternura, la comprensión, la ilusión y la inocencia. No hay toxicidad por ningún lado y gracias a esto vemos cómo ambos empiezan a construir un noviazgo que se va afianzando a medida que van transcurriendo los capítulos. Obviamente la serie muestra los prejuicios a los que se tienen que enfrentar, pero esta producción se centra más en los sentimientos de Nick y Charlie y cómo los dos van creciendo y madurando. Además de la pareja protagonista, también tenemos representación LGTBI en los personajes secundarios y el tono que se usa con ellos es el mismo que aplican con Nick y Charlie. 

Todo el reparto está estupendo gracias a, entre otras cosas, su química, naturalidad y espontaneidad. Congenias con los protagonistas desde el primer momento y deseas ser una más de su grupo de amigos. Cada personaje tiene una personalidad diferente, pero sabes que encajarías con cada uno de ellos a la perfección.

Durante estos días he leído artículos que afirmaban que esta serie ha sido un regalo LGTBI y que, ojalá, hubiese llegado antes, ya que este colectivo necesitaba una representación positiva y natural; algo que Heartstopper parece haber dado. Personalmente me ha gustado muchísimo cómo se ha transmitido el amor que surge entre los protagonistas (y también las relaciones que se establecen entre los secundarios) y cómo este carece de las trabas que suelen aparecer para añadir dramatismo a la trama. En este caso, la relación se va afianzando cada vez más y con ella la aceptación de uno mismo.

Heartstopper consta de 8 capítulos de unos 30 minutos de duración que se pasan volando y que se pueden ver del tirón. Los protagonistas cautivan y, a pesar de los miedos que puedan sentir, se respira una atmósfera de optimismo que los anima a luchar por lo que quieren. Esta es una serie que yo definiría como ese lugar feliz o ese abrazo que necesitamos de vez en cuando. Todos los capítulos me han dibujado una sonrisa y, en más de una ocasión, me han emocionado. He vuelto a vivir con Charlie y Nick la inocencia del primer amor y la ilusión que este trae. Así que si queréis pasar una tarde feel good esta es vuestra serie. La terminaréis con una sonrisa en los labios: es una preciosidad (y sin ser en ningún momento ñoña).

¡Hasta la próxima!

 

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