Whitney (2018)

¡Hola, chic@s! Para mí hablar de Whitney Houston es hablar de mi infancia. Recuerdo que cuando íbamos a la casa que mis abuelos tenían cerca de la playa para disfrutar de ella los fines de semana y durante las vacaciones nosotros en el coche escuchábamos, entre otras cosas, la banda sonora de la película El guardaespaldas. Me la sé de memoria y me trae grandes recuerdos llenos de nostalgia. Por este motivo, cuando vi el tráiler del documental sobre la vida y trayectoria de la inolvidable cantante no me lo pensé dos veces y esta semana me planté en el cine. ¡Menos mal que algunos cines se dignaron a ponerlo en su cartelera!

Whitney está dirigido por el oscarizado Kevin Macdonald y en él vemos a la diva que reinaba en el escenario, pero también a la mujer que cuando se bajaba de él dejaba de ser Whitney Houston para convertirse en Nippy, una mujer con una vida llena de demonios. El documental dura dos horas y durante estos 120 minutos vemos las entrevistas que Macdonald hizo a los familiares y amigos de la cantante, y que nos ayudan a acercarnos más a su figura. Estas entrevistas no son el único testimonio que tenemos de la artista ya que éstas se van intercalando con fotografías y momentos protagonizados por la misma Houston.

El documental repasa su vida de manera cronológica y una de las cosas que más me han llamado la atención es que Whitney tuvo una vida que se asemeja en bastantes puntos a la que tuvo otra gran artista que nos dejó demasiado pronto: Amy Winehouse. El oscarizado documental Amy, que también nos narraba la vida de la reina del soul, se parece mucho al de Whitney ya que ambas no tuvieron una infancia perfecta, las drogas formaron parte de sus vidas a una edad muy temprana, se rodearon de malas compañías, sus padres estaban muy interesados en sus ingresos y por último, vimos el declive y la posterior muerte de las dos a través de los medios de comunicación. 

Whitney me ha descubierto muchas cosas que desconocía de ella como por ejemplo, los abusos que sufrió de niña a manos de un familiar o sobre su identidad sexual. Houston mantuvo una relación durante años con Robyn, una de sus grandes amigas, y muchos la consideran bisexual, aunque ella nunca lo confirmó y la familia de la cantante reniega de Robyn. Por otro lado, las drogas ya eran parte de su vida antes de convertirse en la gran diva que todos conocemos, y su conexión con este mundo vino a través de sus hermanos y posteriormente de la mano de su marido, aunque como dije cuando hablé de Amy, nadie la forzó a consumir. Fue ella la que quiso probarlas y luego vinieron sus graves problemas de adicción. A medida que la figura de la artista se va convirtiendo en leyenda a los ojos del público, la Whitney que no vemos en pantalla está completamente perdida. Duele mucho ver el deterioro físico de la cantante y como éste fue un chollo de lo más rentable para los medios. Whitney no sólo tiró su vida por la borda sino que también arrastró con ella a su hija, Bobbi Kristina Brown. La única hija de Whitney creció con unos padres con adicciones y eso también se convirtió en su vida.

Whitney es un documental que me ha impactado por su brutal sinceridad, pero también me ha emocionado porque he revivido alguna de las actuaciones más míticas de la cantante. Es un documental sobresaliente, que nos muestra el lado más humano y oscuro de una de las grandes voces que nos ha dado la historia. Reconozco que me ha dejado tocada ya que siempre pensé que los problemas de Whitney empezaron mucho más tarde, pero prácticamente siempre estuvieron ahí. Si tuviera que ponerle un pero al documental, éste sería que tendría que haber indagado más en su legado profesional y cómo éste ha inspirado a sus seguidores. Aun así hay que verlo porque siempre es un placer volver a ver a una de las artistas más grandes de todos los tiempos.

¡Hasta la próxima!

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Fotografías: Miramax y Tumblr