Brooklyn (2015)

¡Hola a tod@s! Mañana se celebrará la tan ansiada fiesta del cine y hoy os traigo la crítica de Brooklyn, una de las películas nominadas.

Brooklyn, dirigida por John Crowley y basada en la novela homónima de Colm Toibin, nos traslada a la década de los cincuenta del siglo pasado para conocer a Eilis Lacey (Saoirse Ronan), una chica irlandesa que tiene que emigrar a Estados Unidos, más concretamente a Nueva York, para encontrar una vida mejor. En tierras americanas se enamorará de Toni y con él iniciará una nueva y prometedora etapa. Sin embargo, un problema familiar la obligará a regresar a casa y es en ese momento cuando tendrá que elegir entre su Irlanda natal o la vida que la aguarda en Brooklyn.

El film de Crowley es una de esas cintas que no llama la atención a primera vista, pero cuando la descubres te das cuenta de la pequeña joya que es. Hoy he ido a verla al cine y los comentarios que escuchaba antes de la proyección eran precisamente de este tipo. Al principio había cierto escepticismo, pero al final todo el mundo ha salido encantado con ella, incluida la que está escribiendo esta entrada.

Muchos consideran a Brooklyn como una película sobre la emigración, pero creo que esta calificación no es muy apropiada ya que la historia que nos presenta esta cinta es mucho más profunda, e incluso poética, ya que habla sobre la nostalgia, la identidad y la difícil elección de escoger entre esa vida que siempre has conocido o la nueva que no ha hecho más que empezar y quieres vivir. Porque la protagonista, tras abandonar Irlanda y establecerse en Brooklyn, se hace una pregunta que muchos de nosotros podemos entender y que es la de cuestionarse cuál es su lugar en el mundo.

Es cierto que el guion a cargo de Nick Hornby (autor de la fantástica Alta Fidelidad) no es muy original e incluso puede ser visto como un tanto conservador, pero eso no quita que sea una historia que encandile al público por esa calidez y delicadeza con la que está narrada y también por su trama y los personajes que hay en ella. Estamos ante un relato emotivo que hará que nos emocionemos, pero también hay momentos cómicos que han hecho que los que estábamos en la sala de cine nos echáramos a reír en más de una ocasión.

La fotografía del film es de corte clásico y transmite una gran elegancia. Me ha gustado el uso que se ha hecho de la luz y de los colores para describir a los dos países a los que ahora pertenece nuestra protagonista. Mientras que en Irlanda predominan los colores apagados que nos transmiten un cierto sentimiento melancólico y nostálgico de algo que pertenece al pasado, en Brooklyn la luz y los colores son más claros y transmiten al espectador una atmósfera mucho más alegre y esperanzadora.

Sin embargo, el punto fuerte de esta película son sus actores ya que todos, incluso los que solo aparecen unos minutos, ofrecen unas interpretaciones maravillosas (no os perdáis las divertidas cenas de las chicas que viven en la pensión de la señora Keogh, interpretada por la maravillosa Julie Walters, o el carismático y un tanto descarado hermano pequeño de Toni, un robaescenas total). Saoirse Ronan, la actriz que da vida a nuestra protagonista, ofrece una actuación magnífica y su papel es todo un caramelo debido a la evolución que experimenta el personaje. Al inicio de la cinta, Eilis es una chica insegura y tímida que parece estar perdida en el mundo sin embargo, a medida que avanza la historia podemos ver como esa chica va desapareciendo para dar paso a una mujer independiente y segura de sí misma. Por otro lado, Ronan sabe transmitir muy bien el conflicto interno que vive su personaje cuando no sabe si quedarse en Irlanda o regresar a Brooklyn. Este conflicto me parece de lo más interesante ya que es muy tentador quedarte en la que ha sido hasta hace poco tu casa porque tus amigos y tu familia están allí y esa es tu zona de confort. No obstante, Brooklyn representa esa vida que has tenido que construir tú sola empezando desde cero y que tantas satisfacciones te ha dado. Es algo que has construido tú y que solo te pertenece a ti. Es una vida que te pone a prueba constantemente y que saca lo mejor de una. El irlandés Jim Farrell (Domhnall Gleeson) y el italoamericano Toni (Emory Cohen), como los intereses románticos de Eilis, representarán los puntos señalados arriba y la protagonista tendrá que escoger a uno de los dos.

En conclusión, se podría decir que Brooklyn es una película que, a pesar de no presentar una trama original, sabe llegar al espectador gracias a su calidez, cercanía y emotividad haciendo que se disfrute de principio a fin. Saoirse Ronan ofrece una actuación impecable y está rodeada por unos secundarios de lujo que te harán reír y llorar. Como he dicho nada más empezar la crítica, Brooklyn es una de esas rarezas cinematográficas que son bienvenidas y que tendrían que ser descubiertas al gran público ya que suponen un aire fresco para el espectador. Por lo tanto, si tenéis un ratito os aconsejo que acudáis al cine para ser testigos de esta pequeña gran historia que os dejará con una sonrisa en los labios. Simplemente preciosa.

Brooklyn es la última película que analizaré antes de la ceremonia de los Óscar y a continuación, os añado la lista que os llevarán a los enlaces de las producciones que mañana pueden hacerse con la dorada estatuilla:

El renacido (The revenant)

La habitación (Room)

Carol

Spotlight

La chica danesa

Star Wars: El despertar de la fuerza

Amy: La chica detrás del nombre

¡Feliz noche de los Óscar!

9/10

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