Vida de Charlotte Brontë, de Elizabeth Gaskell

¡Hola, chic@s! Hoy os traigo un libro muy especial que me enamoró por completo desde sus primeras páginas, aunque esto era algo que ya esperaba. La entrada de hoy está dedicada a Vida de Charlotte Brontë, una biografía imprescindible sobre la autora de Jane Eyre y que escribió nada más y nada menos que la maravillosa Elizabeth Gaskell. Leer cualquier cosa relacionada con las Brontë es para mí como regresar al hogar. Son viejas conocidas con las que siento una gran conexión y lo más bonito de todo es que, y a pesar de conocer sus historias, siempre hay algo de ellas que me sorprende, y Vida de Charlotte Brontë no es una excepción.

La biografía escrita por Gaskell nos relata la vida de Charlotte desde su infancia hasta su muerte y lo hace no sólo a través de sus investigaciones convertidas en una excelente narración sino también gracias a las cartas que la mayor de las Brontë escribió a sus más allegados y viceversa. Por lo tanto, estamos ante un libro muy bien documentado y muy bien escrito. La prosa de Gaskell es elegante y emotiva, y está narrada de una manera tan amena y cercana, que hace que no quieras separarte del libro. Sin embargo, y a pesar de que esta obra goza de una gran popularidad y es una parte esencial del universo Brontë, siempre se ha dicho que Gaskell ante todo era novelista y no biógrafa y por lo tanto, se sospecha que ha podido dramatizar algunos hechos. No sé si esto será verdad o mentira, pero si leéis este libro os daréis cuenta de que Charlotte está retratada como una de esas grandes heroínas victorianas que encontramos en las novelas decimonónicas. Siempre he dicho que en el caso de las hermanas Brontë la realidad y la ficción se funden la una con la otra con una facilidad pasmosa y cuesta diferenciar si los personajes son ficticios o son los alter ego de las famosas autoras. Vida de Charlotte Brontë ha vuelto a producir este efecto en mí ya que he visto reflejadas en Charlotte a las protagonistas de sus novelas.

La lectura de esta biografía me ha conmovido mucho ya que estamos ante un libro muy melancólico y triste. Charlotte era una mujer fuerte, pero tenía una actitud pesimista debido a la vida tan gris que le tocó vivir. Era una persona que anteponía el deber y el honor ante todo, pensaba antes en los demás que en ella misma, y puede que este fuera su mayor error. Tenía un gran potencial, podría haber hecho muchísimas cosas, pero las circunstancias se lo impedían y era consciente de ello. Sin embargo, y a pesar de los obstáculos, era una persona muy agradecida. Uno de los pasajes que más me conmovieron es cuando Charlotte siente que se le escapa la vida, su juventud se está marchitando y lo sabe. Sus cartas son tan sinceras que no puedes evitar sentir un gran sentimiento de tristeza y frustración. El siguiente párrafo pertenece a una carta de una de las amigas más queridas de Charlotte y dice lo siguiente:

Cuando vi a Charlotte (enero de 1845) me dijo que había decidido quedarse en casa. Reconoció que no le agradaba. Su salud era débil. Me dijo que le gustaría cualquier cambio al principio, como le había gustado Bruselas al principio y creía que algunas personas tenían posibilidades de llevar una vida distinta y tener mayor comunión con el género humano, pero que no veía ninguna para sí misma. Le pedí encarecidamente que no se quedara en casa. Le dije que cinco años más en casa, sola y mal de salud, la destrozarían; que no lo superaría nunca. “¡Piensa en lo que te habrás convertido dentro de cinco años!”, le dije, y puso una cara tan lúgubre que me callé y le supliqué: “¡No llores, Charlotte!”. No lloró, pero siguió caminando a un lado y a otro de la habitación, y al poco rato me dijo: “Pero me propongo quedarme, Polly”.

Sin embargo, y a pesar de la melancolía que envuelve a esta fascinante biografía, también ha habido momentos que me han enternecido mucho. Uno de ellos, por ejemplo, es la miopía de Charlotte. No sabía que era miope y que tuvo que llevar gafas porque no veía muy bien. Uno de los pasajes que me hicieron sonreír fue cuando siendo estudiante no veía bien las letras y tenía que acercarse los libros tan cerca de la cara, ¡que le rozaban prácticamente la punta de la nariz! Estos pequeños momentos son los que me acercaban a la Charlotte más real y humana. A continuación, encontraréis un pasaje que demuestra no sólo la miopía de la que os he hablado sino también de cómo Charlotte se proyectaba en sus personajes y en cómo sus heroínas conseguían lo que ella no pudo hacer con su propia vida:

Una vez les dijo a sus hermanas que se equivocaban (incluso moralmente) al hacer a sus heroínas bellas como algo normal. Ellas contestaron que era imposible que una heroína resultara interesante de otro modo. Su respuesta fue: “Os demostraré que estáis equivocadas; os demostraré que una heroína tan fea y tan baja como yo puede ser tan interesante como cualquiera de las vuestras”. De ahí Jane Eyre, dijo ella al contar la anécdota: “Aunque sólo se parece en mí en eso”. A medida que el relato avanzaba, el interés de la autora aumentaba. Cuando llegó a Thornfield no podía parar. Como era tan corta de vista, escribía acercándose mucho al papel, y (el primer borrador) a lápiz.

Por otro lado, este libro cuenta con unos secundarios de lujo y que son nada más y nada menos que la familia de Charlotte. Siempre es un placer reencontrarme con mis queridísimas Emily y Anne. Me impactó mucho el contraste de la vida de Charlotte antes y después de la muerte de sus hermanas ya que siempre estaban juntas, pero cuando Emily y Anne fallecen Charlotte se queda sola y la soledad que se le ha impuesto es totalmente devastadora. Incluso puedes sentir el silencio que reina en la rectoría. Por otro lado, he podido descubrir un poco más a Branwell, el hermano díscolo y, aunque este libro humaniza su figura, es un personaje que me transmitió mucha inquietud. Aún recuerdo el documental que vi hace un par de años sobre las Brontë y en el que explicaron que por las noches, cuando Branwell estaba en su peor momento, sus gritos llegaban al exterior y eran aterradores. Algunos testimonios afirmaron que escuchar la agonía de Branwell en plena noche era escalofriante y parecía una historia de terror.

Reconozco que esta biografía me ha reconciliado con Charlotte ya que he tenido mis más y mis menos con ella debido a cómo trató la obra de Anne. Durante la lectura, la mayor de las Brontë se convirtió en mi compañera y sentí una gran tristeza cuando tuve que despedirme de ella. Charlotte y sus hermanas tienen el maravilloso poder de dejar huella en aquellos y aquellas que deciden perderse en sus historias y a partir de aquí ya se quedan contigo para siempre. Vida de Charlotte Brontë es un libro maravilloso que nos acerca, todavía más, a la figura de Charlotte. Está exquisitamente escrito y puede que algunas partes se hayan novelizado, pero la historia de Charlotte está ahí. Su dolor, su soledad, su tristeza, el amor por los suyos, sus historias, todo lo que conocemos está plasmado en estas páginas. La biografía firmada por Elizabeth Gaskell nos muestra la cara íntima de un mito eterno de la literatura y su lectura no hace más que agrandar su leyenda.

Un día, más tarde o más temprano, iré a Haworth y sin duda, intentaré perderme por esos míticos páramos que hace 200 años pisaron mis queridas Brontë y que son el origen de esas historias que han hecho soñar a diferentes generaciones de todo el mundo desde hace más de dos siglos.

¿Vosotros también estáis enamorados de estas inolvidables autoras?

¡Hasta la próxima!

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Fuente imagen principal: Alba Editorial

Segunda y tercera imagen: Pinterest