La Forma del Agua (The Shape of Water) (2017)

Había una vez…

Así podría empezar perfectamente La forma del agua, la nueva y aclamada película de Guillermo del Toro, una fábula romántica que nos narra la historia de amor entre una mujer y un hombre anfibio. ¿Estamos ante una nueva versión de La Bella y la Bestia? Muchos dicen que sí, aunque en esta ocasión el film de del Toro se asemeja más a la versión que realizó Jean Cocteau en 1946. Os confieso que he acudido al cine un tanto nerviosa porque a pesar de haber conseguido críticas excelentes, algunas reviews la han tachado de historia aburrida y sin alma, así que no sabía muy bien con qué me iba a encontrar. Por lo tanto, he empezado a verla con las expectativas muy bajas, pero a medida que iba pasando el tiempo y la historia avanzaba no he podido evitar entusiasmarme porque esta película es una maravillosa obra maestra. He caído rendida a sus pies. Me he enamorado de ella.

La cinta de del Toro nos traslada a los Estados Unidos de los años sesenta con la Guerra Fría de fondo incluida para conocer a Elisa (Sally Hawkins), una mujer muda y en apariencia insignificante, que trabaja limpiando unas instalaciones. Su monótona vida da un giro de 180 grados cuando a estas instalaciones llega una criatura que solo existe en los cuentos de fantasía: un hombre anfibio (un Doug Jones que se gana el corazón del público sin decir ni una sola palabra). Esta increíble criatura y Elisa logran crear un gran vínculo entre ellos que dará paso a una sorprendente y preciosa historia de amor, pero como ocurre en todos los cuentos esta inesperada pareja tendrá que enfrentarse a Richard Strickland (Michael Shannon), el villano de la historia y el que intentará acabar con el hombre anfibio.

Se puede decir que La forma del agua es un film de lo más completo ya que es una historia que contiene diferentes géneros (ciencia ficción, fantasía, comedia, romance, drama y thriller) que están muy bien estructurados entre sí y mantienen la atención del espectador en todo momento. Es una cinta que va de menos a más y su poético desenlace es, simplemente, una auténtica maravilla.

Al principio de esta review he dicho que estamos ante un cuento, pero que nadie piense que estamos ante una simple fábula porque esta película es mucho más que eso. Es cierto que la pareja protagonista y sus aliados protagonizan momentos entrañables, pero La forma del agua es una historia adulta y un retrato del rechazo que sufren aquellas personas que la sociedad siente como diferentes y que por lo tanto, no pueden vivir su vida con la libertad que ellos desean. Por un lado, tenemos a nuestra protagonista, Elisa, una joven muda que los demás no tienen en cuenta porque creen que no tiene nada que aportar; Zelda (Octavia Spencer), amiga de Elisa, es una afroamericana vista como un ser inferior debido al color de su piel; Giles, (Richard Jenkins) el vecino y cómplice del personaje de Hawkins, no encuentra su lugar en el mundo debido a su homosexualidad y debido a esto vive en una continua soledad y por último, tenemos al hombre anfibio, una criatura que por el hecho de ser diferente debe vivir todo tipo de maltratos y humillaciones.

Todo el reparto de la película está extraordinario. Sus interpretaciones son excelentes y logran crear en el espectador todo tipo de emociones. Sin embargo, en este apartado quiero mencionar a Sally Hawkins y Michael Shannon. La Elisa de Hawkins es una heroína atípica porque no sigue los patrones que se esperan de la protagonista de un cuento. Guillermo del Toro se ha saltado las reglas al no elegir a la típica chica de veintipocos años de rasgos delicados, porque en su lugar tenemos a Hawkins, una actriz de cuarenta años, de rasgos marcados y apariencia menuda, que no tiene que envidiarle nada a nadie. Elisa es diminuta y no tiene voz, pero eso no significa que sea una mujer sumisa, al contrario, es fuerte, luchadora y valiente y no se acobarda cuando las cosas se complican. Lucha por lo que cree y no para hasta que lo consigue. Además, es una mujer real y vemos, por ejemplo, cómo disfruta de su sexualidad (sola y con el hombre anfibio). Por otro lado, el villano de la historia es el agente Richard Strickland, y con él Michael Shannon nos vuelve a confirmar una vez más que, además de ser un grandísimo actor, lo de interpretar a villanos le sienta como un guante. Su presencia en pantalla es imponente y su personaje reúne defectos como la misoginia, la violencia o la soberbia. Me extraña que no haya sido nominado al Oscar en el apartado de actor secundario porque su interpretación lo merece.

La fotografía es una preciosidad, todo está cuidado con el más mínimo detalle, ya que en la atmósfera que rodea a la historia se respira cierto aire  melancólico y retro-futurista que no hace más que añadir más encanto a la cinta. Estamos en la década de los sesenta del siglo XX y se pueden ver elementos clásicos de la época, la música tiene bastante protagonismo en ello, pero la parte dedicada a la ciencia ficción aporta algo de steampunk produciendo un gran contraste entre estos dos estilos, pero que a su vez encajan a la perfección.

La forma del agua es una película que nos invita a vivir una historia que puede que ya hayamos escuchado antes, pero aun así no deja de sorprendernos. Hay que dejar fuera los prejuicios y dejarnos llevar por la magia que envuelve a este relato porque vale mucho la pena. Guillermo del Toro y sus actores consiguen emocionarnos con una historia sobre el miedo, la soledad y la aceptación, pero además de esto también seremos testigos de un amor que no entiende de ninguna forma o condición. Elisa y el hombre anfibio son dos almas gemelas y el espectador también los ve así. Él no se transforma en príncipe y ni falta que le hace ya que es una película que nos enseña a abrazar la diversidad y lo consigue con creces (puede que muchos me recuerden que estamos ante un personaje que no es un ser humano, pero no olvidemos que es una historia fantástica). Elisa se enamora del hombre anfibio y nosotros lo hacemos al mismo tiempo que ella, así que no nos hace falta el galán rubio de ojos azules porque si esto ocurriese la película nos diría que tenemos que elegir lo que en teoría es normal y aceptado por la sociedad. Este film no es así y se salta todos los convencionalismos. ¡Bien por él!

Cuando acudimos al cine hay películas que nos gustan y otras que no, pero hay otras que te impactan, se apoderan de ti, no puedes dejar de pensar en ellas y sabes que se van a quedar contigo durante mucho tiempo. Esto es lo que nos hace sentir la fascinante La forma del agua, porque tiene corazón, tiene alma, y es un maravilloso regalo para cualquier amante del séptimo arte.

¡Hasta la próxima!

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Fotos: Pinterest