Matar a un ruiseñor, de Harper Lee
- Atticus dice que estafar a un hombre de color es diez veces peor que estafar a un blanco – murmuré –. Dice que es lo peor que se puede hacer.
- No creo que lo sea – replicó el señor Raymond –. Señorita Jean Louise, tú aún no sabes que tu padre no es un hombre corriente: tardarás unos años en comprender ese hecho: todavía no has visto bastante mundo. Ni siquiera has visto esta ciudad, pero en el juzgado aprenderás muchas cosas.
¡Hola, chic@s! A lo largo del pasado mes de julio diferentes blogueros y booktubers rindieron su particular homenaje a la comunidad negra con el ciclo Black History Month, una iniciativa literaria que se basa en leer únicamente obras de autores negros con tal de darles visibilidad. Este año esta iniciativa ha tomado un cariz muy especial ya que ha coincidido con el asesinato de George Floyd a manos de la policía de E.E.U.U, y con este trágico suceso hemos podido ver que las desigualdades raciales siguen a la orden del día (aunque esto es algo que por desgracia no sorprende a nadie). No participé en esta iniciativa, pero en agosto leí Matar a un ruiseñor, de Harper Lee, y aunque este libro no sería válido dentro de este ciclo por el simple hecho de que Lee no era negra, sí que cuenta con una trama perfecta al narrar una historia que podría definirse como un alegato contra las injusticias raciales.
Matar a un ruiseñor se sitúa en los años treinta del siglo pasado y transcurre en el ficticio Maycomb, un pueblo del sur de los Estados Unidos, que cuenta con un pasado esclavista todavía latente en su gente. Los habitantes de este pequeño pueblo arrastran con ellos muchos prejuicios y estos estallarán cuando Atticus Finch, un hombre respetado y ejemplar, decida defender en un tribunal a un hombre afroamericano acusado de violar a una mujer blanca. La decisión de Finch hará que este y sus dos hijos pequeños se encuentren en el punto de mira, y a través de esta familia veremos que la bondad en las personas es real, existe, pero también la maldad.
Siempre había oído hablar de Matar a un ruiseñor, pero no había leído el libro ni había visto la película. En mi cabeza siempre pensé que la obra tendría como eje principal el caso y el posterior juicio en el que se encuentra envuelto Finch, y daba por seguro que la trama giraría en torno a su figura, pero estaba muy equivocada. La novela de Lee tiene como narradora y protagonista a Scout, la hija pequeña del abogado. Todo lo vemos a través de sus ojos y percibimos que ciertos temas que nosotros evaluamos desde una perspectiva adulta, ella lo hace de manera diferente debido a su inocencia. Scout es nuestra voz narrativa y, a medida que nos va contando todo lo que ocurre a su alrededor, vemos como poco a poco se va desvelando la formidable figura de su progenitor, Atticus Finch. Sin embargo, esta no es la única trama que encontraremos en la novela ya que hay otra que, aunque se la pueda considerar secundaria, siempre se encuentra latente, y cuando parece que nos hemos olvidado de ella, esta vuelve a resurgir para recordarnos que continúa allí y que si todavía sigue en pie es por algo. Esta trama, o subtrama, la protagonizan Scout, su hermano Jem y el amigo de ambos, Dill, y los tres niños tienen como objetivo descubrir quién es Boo Radley, el vecino de los Finch, un hombre misterioso que nunca ha sido visto porque jamás ha abandonado su casa. ¿Qué aspecto tiene? ¿Son ciertas todas las leyendas que surgen cada vez que se menciona su nombre? Esta historia tiene un toque de misterio que me gustó mucho porque, al igual que los tres pequeños protagonistas, a mí también me podía la curiosidad y quería descubrir quién era ese hombre que se resistía a salir al exterior.
Fuente: Variety |
La prosa usada por Lee es preciosa porque a través de las palabras de Scout vas intuyendo el drama y la dificultad por la que está atravesando Finch, y esto hace que la historia adquiera una cierta ternura al estar narrada por una niña pequeña que no es consciente al 100% de lo que está ocurriendo hasta que un día el encantamiento se rompe y ve el mundo real. El ritmo de la novela te va envolviendo poco a poco en Maycomb para que te familiarices con sus habitantes, sus costumbres y sus creencias; y cuando esto ocurre nos adentramos en el famoso juicio en el que Finch debe defender a un hombre afroamericano. Cuando llegué a esta parte no podía dejar de leer. ¿Atticus se alzará con la victoria? Todo el proceso me tuvo muy intrigada y su veredicto, para bien o para mal, impacta. Es un suceso que deja poso y en ciertos momentos tuve que parar de leer para asimilar bien todo lo que estaba sucediendo.
Esta novela se escribió hace 60 años, y la historia que cuenta transcurre durante la primera mitad del siglo pasado, pero por desgracia podemos ver que los temas que trata todavía siguen vigentes en pleno siglo XXI. Esto nos indica que hemos avanzado muy poco en ciertos asuntos y por este motivo, se puede decir que Matar a un ruiseñor es una obra atemporal y todo un referente que refleja de manera notable el abuso que vive la comunidad negra. Los prejuicios siguen intactos y muestran un aspecto vergonzoso que nos denigra no solo como sociedad sino también como seres humanos.
Matar a un ruiseñor es un libro al que he llegado tarde, lo reconozco, pero más vale tarde que nunca, ¿no? La novela escrita por Lee es dramática, pero nunca deja de ser entrañable y bonita. Ya sé que es una combinación un tanto extraña, pero yo la he sentido así. Su trama emociona y sus personajes producen el mismo sentimiento en el lector. Atticus Finch me ha fascinado porque no he tenido un perfil suyo en primera persona y, a pesar de la admiración que despierta y de ser testigo de todos los grandes principios que rigen su vida, es un gran desconocido. Estamos ante un héroe y me hubiese encantado conocer un poco más su intimidad y ver su gestión de todos los acontecimientos que nos muestra el libro. Tengo un recuerdo muy bonito de esta lectura y ahora me toca ver la película con el gran Gregory Peck. ¿Y vosotros? ¿Habéis leído Matar a un ruiseñor?
¡Hasta la próxima!
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¡Hola Laura! Sí, leí y vi la peli hace muchísimo tiempo (ya me dirás que te ha parecido mejor, el libro es una pasada, pero la peli me gustó mucho también, me pareció bastante bien adaptada). Estoy de acuerdo contigo en que Matar a un ruiseñor es una obra atemporal y que es una vergüenza estar en el siglo XXI todavía con tanto abuso hacia la comunidad negra y una verdadera pena. Noticias como las de Floyd me entristecen muchísimo, me dejan muy tocada durante varios días, no puedo con las injusticias.
ResponderEliminarPero bueno, volviendo a Matar a un ruiseñor, a pesar de los años que han pasado desde que disfruté las dos versiones, tengo fresca la imagen de Atticus Finch en mi mente y lo magnífico que me pareció el personaje, de esos que no se olvidan y Gregory Peck en el film pone también su granito de arena para que ello ocurra.
Me has dejado con la miel en los labios y pensando que si algún día decido hacer relecturas (ya sabes que no suelo hacerlo) esta sería una firme candidata y la peli igual me animo a verla de nuevo
Un beso grande
¡Hola, Marian! La verdad es que siempre había oído hablar de esta historia, pero no había leído el libro o visto la película. Con el primero ya he puesto solución, ahora me queda la peli ;) Me ha gustado mucho porque pensaba que solamente se trataba del proceso judicial del que siempre se habla cuando alguien menciona esta novela, pero he comprobado que hay mucho más y que toca temas muy interesantes.
Eliminar¡Un besazo, Marian!