Halloween 2020: El tapiz amarillo, de Charlotte Perkins Gilman

 

Fuente: Pinterest


¡Hola, chic@s! La tercera entrega de Halloween está protagonizada por El tapiz amarillo, de Charlotte Perkins Gilman, un cuento que a primera vista parece muy sencillo, pero que a medida que vas leyendo adquiere una intensidad y complejidad muy potentes. Conocí este relato de Perkins el pasado año, cuando el Club Pickwick lo añadió a sus lecturas de Halloween. Estuve a punto de incluirlo en el ciclo de 2019 porque soy una enamorada de las historias decimonónicas, pero ya lo tenía todo organizado de antemano y no quería cambiar mis planes, así que decidí esperar y reservarle un hueco para el siguiente especial.

El tapiz amarillo se cuenta a través del diario de una mujer que viaja con su marido a una casa solariega debido a la depresión nerviosa, o histeria, que padece. Este nuevo destino tiene como objetivo curar o paliar su enfermedad, pero la casa no tendrá los resultados esperados ya que la mujer irá cayendo poco a poco en una espiral de locura, y cuyo origen parece encontrarse en el inquietante dibujo del desteñido tapiz amarillo que hay en su habitación.

La trama está contada a través de la primera persona de nuestra misteriosa protagonista y por lo tanto, ella es nuestro hilo conductor. Todo lo que siente y ven sus ojos es narrado en su diario, haciéndonos cómplices directos de todo lo que acontece a su alrededor. Esto puede ser visto como un gran privilegio; sin embargo, en la literatura hay narradores poco fiables que nos mienten, algunos de manera inconsciente y otros de manera muy consciente, y esto hace que el lector no se fíe de ellos. En este caso, hay partes que para mí han sido muy lúcidas y otras no tanto, ya que la protagonista padece una enfermedad mental y por consiguiente, la realidad queda distorsionada. Por un lado, tenemos la parte sobrenatural de la historia, aquella en la que el misterioso dibujo de la habitación cobra vida y por el que la mujer siente una gran fascinación. Esta trama, que podría considerarse como la principal, es inquietante y paranoica, y en ella vemos cómo el personaje central va perdiendo la cordura a medida que su lado más salvaje e irracional van ganando la batalla. Esto podría ser visto como una mera excusa para crear un cuento de terror, pero la lectura que podemos hacer a través de este dibujo es de lo más interesante ya que refleja el ansia de libertad que esta mujer siente y que no puede obtener. ¿Por qué? Porque es una mujer del siglo XIX y estas no podían adquirir ese empoderamiento que tanto anhelaban. Y aquí es cuando entra en escena la segunda parte de la historia.

Como os he comentado antes, a primera vista este es el relato de una mujer que poco a poco va cayendo en la locura, pero este cuento también denuncia el lugar que las féminas tenían hace 150 años y cómo sus vidas eran manejadas por los hombres. En el relato podemos observar que la enfermedad de la protagonista es llevada por su marido, que es médico, y cómo se subestima su sufrimiento. Se le prohíbe escribir, su única vía de escape, y lo único que tiene que hacer es reposar. Nada más. Ella sabe que esto no es lo correcto, pero su voz aquí no importa, es totalmente invisible, ya que el líder es su marido; él siempre tiene la razón porque parece tener la verdad a todos sus males, y ella, en cambio, no sabe nada. Esa histeria y esos nervios que la protagonista padece son en realidad una depresión posparto, en el cuento se ve claramente, y curiosamente esto mismo le ocurrió a Perkins, su autora, demostrando que, en aquel tiempo, los problemas que podían tener las mujeres carecían de importancia para los demás y esto, sin la ayuda adecuada, podía desencadenar en una degradación mental.

El tapiz amarillo es un cuento que me ha sorprendido mucho, porque crees que va a ser una historia sencilla y sin trasfondo, y cuando llegas al final te das cuenta de que ha sido todo lo contrario. Es un relato fascinante y aterrador que consigue captar tu atención desde la primera página, pero por otro lado también habla de la salud mental y, como colofón, sirve para exponer y denunciar el papel que la mujer tenía en la sociedad del siglo XIX. Es una muy buena lectura para la noche del 31 de octubre, y su puesta final es cruda y visual. Aún la tengo grabada en mi cabeza.

¡Hasta la próxima!


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