Picnic en Hanging Rock, de Joan Lindsay

 



 

Lamento molestarla, señorita, pero quiero asegurarme de que podemos irnos a eso de las cinco. Incluso antes, si los caballos están finos.

Por supuesto. Lo que usted diga. Me encargaré de que las niñas estén preparadas para entonces. ¿Qué hora es?

Es justo lo que le iba a preguntar yo a usted, señorita. Creo que mi viejo reloj se paró en seco a las doce en punto. De todos los días del condenado año, justo tenía que ser hoy.

(…)

La señorita McGraw, viéndose impelida a actuar incluso a su pesar, cerró el libro, hizo que un par de huesudos dedos exploraran los pliegues de su plano pecho todo cubierto de morado, y de allí extrajo un antiguo reloj de repetición de oro, que llevaba colgado de una cadena.

Vaya. Se ha parado a las doce… Y nunca se había parado antes. Era de mi padre.

 

¡Hola, chic@s! Picnic en Hanging Rock, de Joan Lindsay, es un libro que lleva años persiguiéndome, como si fuera un embrujo, y hace unos días tuve la oportunidad de leerlo. Mi atracción por esta novela es debido a su historia y, tras llegar a su final, me he dado cuenta de por qué muchos de los lectores que se adentran en el mundo creado por Lindsay quedan atrapados en él.

Es 14 de febrero de 1900 y un grupo de alumnas del colegio Appleyard se prepara para festejar el día de San Valentín en Hanging Rock. El ambiente que se respira es de ilusión; sin embargo, lo que en un principio iba a ser un día de celebración y risas, pronto se convierte en una tragedia envuelta por el misterio, ya que tres alumnas y una profesora desaparecen sin dejar rastro. Todo transcurre en cuestión de segundos, en un abrir y cerrar de ojos, y nadie, absolutamente nadie, ha visto algo fuera de lo normal. ¿Dónde están? ¿Es un juego o alguien o algo se las ha llevado? A partir de aquí seremos testigos de una historia ambigua y enigmática que te deja pegada a sus páginas hasta el final.

El primer gran logro de Picnic en Hanging Rock reside en sus contrastes y contradicciones. Cuando un libro narra un suceso trágico o misterioso este suele estar rodeado por una atmósfera que transmite miedo y peligro. Debido a ello, los lectores están en alerta desde prácticamente el principio, ya que vemos señales que indican que estamos en un lugar hostil. No obstante, la desaparición de las alumnas y la profesora transcurre a plena luz del día y en un sitio que, aparentemente, no es ninguna amenaza. La alegría y la inocencia están presentes en todo momento, pero de manera inesperada todo se tuerce y es entonces cuando Joan Lindsay nos presenta un cuento gótico que no está poblado, literalmente, por sombras u oscuridad, demostrando que esto no garantiza ninguna seguridad. Poco a poco veremos cómo la obsesión y la histeria se apoderan de la historia, aunque la luz siga reinando en ella.

El segundo éxito de la novela está en su ambigüedad y la fina línea que separa la realidad de la ficción. Muchos dicen que Picnic en Hanging Rock está basada en hechos reales y que a partir de aquí se ha creado una trama ficticia, pero nunca se confirma si este suceso realmente ocurrió y te preguntas en todo momento si lo que estás leyendo tuvo lugar. La introducción que precede a la novela ya te avisa de este juego de dobles sentidos, y lo transmite de una manera tan atractiva que no puedes evitar meterte de lleno en la novela para ver si eres capaz de desentrañar este rompecabezas. Siempre he pensado que estamos ante una historia de ficción, ¿pero y si no lo es? He aquí el gran encanto de la trama.

Por último, los personajes están a la disposición de los lectores para mostrarnos cómo una desaparición de estas características puede llegar a afectar a una persona o a un colectivo, conozca a las desaparecidas o no, y hasta qué punto nos puede destruir. Al mismo tiempo, también se nos ofrece una descripción de cómo eran las víctimas, pero la que más llama la atención es Miranda porque es retratada como si de un ángel se tratara, dándole un aire de inaccesibilidad y perfección celestial que hace que te preguntes cómo era la joven en realidad.

Picnic en Hanging Rock es una novela fantástica que juega contigo en todo momento (o no), pero aquí reside precisamente la magia de este libro, ya que cada lector es responsable de interpretar la historia a su manera y de tener la sensación de sentirse manipulado (o no). Gracias a esto se pueden obtener diferentes puntos de vista de una trama que lleva años dando de qué hablar por el misterio que la rodea. Es un relato gótico en el que la cotidianidad y lo paranormal se dan de la mano cuando menos te lo esperas, y estos puntos han sido una auténtica delicia para mí. Ha sido una lectura que, tras muchos años de espera, ha merecido totalmente la pena.

¡Hasta la próxima!


Página de Facebook: El blog perdido de Laura

Instagram: laura_lamiel

Comentarios

Entradas populares