The Crown: Temporada final

 

Fuente: Netflix

¡Hola, chic@s! Por fin, y tras unas semanas de espera, puedo sentarme a escribir sobre la temporada final de The Crown, una entrega que pone punto y final a una historia que, en la vida real, está más viva que nunca.

La sexta temporada de la serie se estrenó en dos partes: mientras que la primera entrega (noviembre) se centró en los últimos días de Lady Di y el punto de inflexión que produjo su muerte, la segunda entrega (diciembre) volvió a Buckingham Palace para poner el foco en sus ocupantes.

La parte protagonizada por Diana de Gales consta de 4 episodios y para mí ha sido la más nostálgica de toda la serie porque es una época que recuerdo muy bien. Elizabeth Debicki vuelve para dar vida a Diana de Gales y su actuación es, una vez más, sobresaliente. No sólo es un calco físico de la princesa sino que también ha sabido atrapar a la perfección su manera de moverse, de hablar y su característica mirada llena de tristeza, un punto muy característico de la madre de Guillermo y Enrique. La melancolía y la tragedia que envuelven a Diana están presentes en todo momento y no puedo poner ningún pero, ya que Debicki le hace una gran justicia. Estos episodios juegan un poco con las teorías que siempre giraron alrededor de Diana y Dodi (una posible boda junto con un posible embarazo) y también son la crónica de una muerte anunciada, pero también nos demuestran que, a pesar del cuarto de siglo transcurrido, Lady Di es una figura que sigue moviendo masas.

La segunda tanda de 6 episodios tiene como protagonistas al príncipe Guillermo y a Isabel II. Guillermo de Inglaterra nos enseña cómo se convirtió en el centro de atención tras el fallecimiento de su progenitora, despertando las mismas pasiones que en su día despertó su madre. Además, gracias a este personaje también podemos vislumbrar el puesto que tanto él como su hermano pequeño, Enrique, representan para  la familia real y los medios de comunicación, ya que mientras que el primogénito es sinónimo de honor, el benjamín es el rebelde y la oveja negra de una familia que necesita tener a un títere para desviar la atención de los demás. Por último, y si volvemos a la figura de Isabel II,  en esta ocasión, y como ya hemos visto en temporadas anteriores, Peter Morgan vuelve a rendirle homenaje a una mujer que tuvo que entregarse por completo a la corona, aunque eso significara perder su esencia más personal. El orgullo, el honor y el deber siempre van por delante e Isabel II lo mantuvo hasta el final. Estamos ante una figura que despertó amor y odio por partes iguales, y Morgan siempre tuvo como objetivo mostrar su lado más humano y vulnerable al intentar traspasar esa coraza que llevaba puesta y que muy pocos pudieron derribar. Sin duda alguna, él es su mayor fan.

En el apartado de secundarios tenemos al príncipe Carlos, Camilla, el duque de Edimburgo, Tony Blair, el príncipe Enrique, Kate Middleton o la princesa Margarita, y esta última me ha vuelto a recordar el gran personaje que es gracias al episodio Ritz. Este capítulo nos narra la noche en la que Isabel II y su hermana salieron de fiesta por Londres para celebrar la victoria de la Segunda Guerra Mundial, y esta inocente salida evoca el vínculo tan íntimo que tienen las dos. Ambas han tenido sus desencuentros a lo largo de los años, pero en el fondo siempre se han mantenido leales la una a la otra y su conexión es inquebrantable. Para mí este episodio es el mejor de toda la temporada porque muestra una historia sencilla que te remueve por dentro. Por cierto, Viola Prettejohn, que da vida a la versión adolescente de la reina, es un calco de Claire Foy. ¡Menuda maravilla de casting!

La temporada final de The Crown es un homenaje a la vida de la reina y toda su labor. Es una entrega que destaca por su melancolía y nostalgia, y en mi caso no pude evitar echar la vista atrás y recordar cómo empezó todo. Los personajes han contado con los rostros de diferentes actores que han facilitado la transición del paso del tiempo, pero para mí la reina Isabel siempre será Claire Foy, ya que es la encarnación con la que más simpaticé y la que me permitió conocer a la mujer que se escondía detrás de la corona. The Crown es una serie que siempre voy a recomendar porque todo en ella es exquisito y ahora que ha muerto ya podemos decir: ¡larga vida a The Crown!

¡Hasta la próxima!

 

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