Acosador nocturno: A la caza de un asesino en serie (2021)
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Fuente: Netflix |
¡Hola, chic@s! ¿Quién
no ha soñado alguna vez con hacerse una foto delante del famoso letrero de Hollywood?
Desde tiempos remotos, los medios de comunicación nos han vendido la ciudad de
Los Angeles como la tierra dorada. Es una parte del mundo inalcanzable para la
mayoría de nosotros en la que el glamour, el dinero y él éxito están
irremediablemente ligados a ella, sin olvidar, por supuesto, su componente
cinematográfico. Sin embargo, la ciudad de las estrellas y los sueños posee
otras realidades menos amables y atractivas en las que el
terror y la maldad campan a sus anchas. Y esta es la historia que vengo a
contaros hoy. Así que si estáis listos, viajaremos más allá del letrero de Hollywood
para dejar atrás el cuento de hadas y adentrarnos en la historia de uno de los
asesinos en serie más célebres de nuestro tiempo: Richard Ramirez.
Netflix posee un
catálogo interesante para los seguidores del true crime y el pasado 13
de enero premió a los amantes de este género con Acosador nocturno: A la
caza de un asesino en serie (Night Stalker: The hunt for a serial killer), una
docuserie de cuatro episodios de unos 50 minutos de duración cada uno, que nos
relata los asesinatos y detención de Richard Ramirez, el temible acosador
nocturno que da título a esta producción. Muchos de vosotros sabéis que los
asesinos en serie me fascinan desde el punto de vista analítico y psicológico,
pero hace unos años vi un documental de Ramirez y su historia me provocó,
literalmente, nauseas. La maldad de este individuo no tenía límites y realmente
me asustó que hubiese gente como él viviendo en el mundo. Al igual que Ted Bundy, Richard Ramirez es el hombre del saco, y en esta ocasión este sujeto escogía
nuestra zona de confort como su escena del crimen, un lugar en el que, en teoría,
deberíamos sentirnos protegidos: nuestros hogares. Ramirez cazaba a sus
víctimas en su momento más vulnerable: mientras estas dormían, y a partir de
ahí la pesadilla cobraba vida. Para adentrarnos en el oscuro mundo de Ramirez, esta docuserie empieza a crear su relato a través de los testimonios de las personas que estuvieron relacionadas con los asesinatos (supervivientes, familiares de las víctimas, varios periodistas que cubrieron el caso y, cómo no, los policías que le siguieron la pista), haciendo hincapié especialmente en los agentes Gil Carrillo y Frank Salerno, encargados de llevar el caso. Poco a poco vamos descubriendo sus horribles actos y cómo fue un auténtico quebradero de cabeza para las autoridades debido a que era un asesino que no seguía ningún patrón. Ramirez no tenía una víctima en concreto, y esto hacía que todo el mundo estuviera en peligro. La docuserie no muestra la cara de Ramirez hasta el último episodio y me parece una jugada estupenda ya que con esto quiere transmitir al espectador la paranoia y el miedo que los ciudadanos de California experimentaron durante la segunda mitad de 1985. Nadie sabía el aspecto que tenía y se podían hacer muchas conjeturas respecto a ello. Por lo tanto, nuestra mente tiene toda la libertad para imaginar y crear horribles monstruos, y esto es lo que ocurre con el espectador (a excepción de aquellos que ya sabemos cómo es) ya que su carta de presentación son las horribles muertes y los dantescos ataques que deja tras él. Ramirez se movía sigilosamente por toda la ciudad, incluso llegó hasta San Francisco, convirtiéndose en una enfermedad que se propagaba sin descanso, y atemorizando a todos aquellos que cuando se iban a dormir pensaban con una gran inquietud y angustia si su hogar había sido elegido por el acosador nocturno para profanarlo. Personalmente, esta
producción me ha gustado mucho ya que plasma muy bien la maldad de este psicópata, pero reconozco que he echado en falta un perfil psicológico mucho más
profundo de Ramirez. Además de analizar sus crímenes, la docuserie también
muestra cómo un asesino en serie se puede convertir en un ídolo e icono de la
cultura popular, incluso llegando a adquirir matices de personaje romántico, y esta parte siempre me ha parecido de lo más interesante, además de escabrosa, porque aquí entraría en escena la sociedad y su desconcertante comportamiento
ante estos acontecimientos. Por último, me gustaría destacar su último episodio
ya que, además de ser emocionante, hay un instante de justicia poética que es
maravilloso. Acosador nocturno: A la
caza de un asesino en serie rescata a Richard
Ramirez y no defrauda ya que retrata a la perfección la maldad que puede
esconderse en el ser humano. Poco a poco la historia va mostrando todas sus
piezas hasta conseguir recrear el retrato de un auténtico monstruo. Algunos han
tachado a esta producción de morbosa, y es cierto que no oculta nada, pero creo
que es necesaria para entender la perversidad que habitaba dentro de este
sujeto. Si os gustan los true crimes, no podéis dejarla pasar. ¡Hasta la próxima!
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¡Hola Laura! A mi también me fascinan los asesinos en serie en las tramas de libros pelis y series (adoro a Dexter, es mi asesino en serie preferido), ya lo sabes, y los true crimes, así que me la guardo para verla porque encima está en Netflix, no la dejaré pasar
ResponderEliminarBesos
¡Hola, Marian! Sé que también te fascinan estas historias y que Dexter te encanta :) Espero que te guste este true crime. Es duro por la maldad de Ramirez, pero sé que estas cosas no pueden contigo ;)
Eliminar¡Un beso!