La llegenda de l'Everest, de Conrad Anker y David Roberts
¡Hola, chic@s! Hace
unos días terminé La febre del cim, de
Jon Krakauer, una crónica sobrecogedora que narra la tragedia que tuvo lugar en el monte
Everest en 1996. Su lectura me marcó y sabía que tarde o temprano volvería a
este lugar, ¡pero no tan rápido! Nada más terminar el libro de Krakauer fui a la
biblioteca y me encontré con La llegenda
de l’Everest, un libro que plasma cómo se encontró el cuerpo de George
Mallory, un alpinista que desapareció en la famosa montaña en 1924.
El 8 de junio de 1924,
George Mallory y Andrew “Sandy” Irvine fueron vistos por última vez, y a plena
luz del día, mientras se dirigían hacia la mítica cima. Un compañero les estaba
siguiendo el rastro unos metros más abajo, pero entonces una nube envolvió a los
dos escaladores y se los tragó de manera fulminante. Esta desaparición se
fue convirtiendo en un mito con el paso de los años porque nunca se supo si habían
llegado a coronar el Everest. Si este fuera el caso, Mallory e Irvine serían oficialmente las primeras personas en haber llegado a lo más alto, pero este honor corresponde, de
momento, a Edmund Hillary y Tenzing Norgay, que lograron tal hazaña en 1953. Los
años pasaron y encontrar a Mallory e Irvine era como buscar una aguja en un
pajar; no obstante, el 1 de mayo de 1999 el escalador y alpinista Conrad Anker
descubrió los restos de Mallory a una altura de 8140 metros. El cuerpo se había
conservado bien, pero de Irvine, su compañero, no había ni rastro. ¿El descubrimiento
de Mallory ayudaría a resolver el misterio del Everest?
La
llegenda de l’Everest es una lectura apasionante y muy adictiva que te
mete de lleno en este complejo enigma. ¡En mi caso no podía parar de leer! El libro está
narrado de manera excelente por Conrad Anker, que se encarga de relatar la
expedición de 1999 en primera persona, y también por David Roberts, el
responsable de rematar la composición del libro aportando datos históricos en tercera persona;
de esta manera, el perfil que tenemos de Mallory e Irvine es de lo más completo e interesante.
| Última foto de George Mallory y Andrew Irvine. Fuente: National Geographic |
La historia de estos
dos escaladores me ha perseguido durante estos días debido a todos los interrogantes
que hay a su alrededor. Algunos creen firmemente que Mallory e Irvine llegaron
a la cima, pero hay otros que no están para nada de acuerdo con esta versión y
se apoyan en la teoría de que murieron intentándolo. La expedición de Anker
estaba interesada en encontrar a Irvine porque él llevaba la cámara de fotos
Kodak, la cual, si se hubiese llegado a la cima, contendría la cotizada instantánea
que desvelaría el misterio, pero en cambio se encontraron con Mallory y él no
hizo más que acrecentar las dudas. El día de la desaparición, Mallory llevaba con
él una foto de su mujer con el objetivo de depositarla en lo más alto de la
cima, pero la foto no estaba entre sus
pertenencias. Por otro lado, las gafas que llevaba para protegerse del sol
estaban guardadas en uno de sus bolsillos, así que se deduce que Mallory bajó
de la montaña entrada ya la noche. ¿Eso significa que habían llegado a lo más
alto, pero encontraron la muerte durante su descenso?
La
llegenda de l’Everest se publicó originalmente en 1999, pero mi edición en catalán es del año 2000, y por aquel entonces no se sabía
nada de Irvine. Sin embargo, en 2024, y un siglo después de su desaparición, se
encontraron unos restos que pertenecen al joven escalador, aunque no se halló la cámara. Como podéis ver el libro no resuelve el misterio, pero sinceramente
da igual porque el viaje que hacemos a través de sus páginas es tan emocionante que te deja con ganas de más y, en mi caso, he quedado ligada a esta historia
para siempre. La incógnita más grande
del alpinismo está más viva que nunca y el hallazgo de una sencilla cámara de
fotos podría reescribir la historia tal y como la conocemos. ¿Alguna vez
encontraremos la respuesta?
Por último, quiero cerrar
esta entrada destacando la presencia del Everest. Cuando hablé de La febre del cim comenté que la montaña
es soberana y que no se despliega a las voluntades humanas, y este libro
confirma este punto de vista. El Everest es más que una montaña: es un mausoleo
que contiene las vidas de hombres y mujeres con un espíritu de superación
enorme, y en sus historias podemos ver sus virtudes pero también sus defectos.
La legendaria montaña es la que siempre manda, nunca hay que subestimarla, y lo
demuestra guardando en ella los cuerpos de esas personas que se adentraron en
su terreno y que son el testimonio de diferentes épocas. El Everest es como un canto de sirena que embruja a los escaladores, y aunque algunos quedan atrapados bajo su hechizo para siempre, otros consiguen coronar el lugar y proclamarse victoriosos. ¿Volveré a la montaña? La respuesta es
un sí rotundo, de hecho, ya tengo un par de historias que están esperando su turno. Si
tenéis la oportunidad de leer La llegenda
de l’Everest, hacedlo, no os arrepentiréis.
¡Hasta la próxima!


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