Once (Una Vez): El descubrimiento de una gran desconocida







¡Hola! Mientras escribo estas líneas no puedo dejar de pensar en la película de la que ahora os voy a hablar. Ayer, como de costumbre, fui a la biblioteca a ver las películas que me podía llevar a casa. Mientras buscaba me encontré con una cuyo título era Once. Nada más verla tuve muy buenas vibraciones y cuando leí la sinopsis me di cuenta de que no me había equivocado. Once es una experiencia única y muy especial que me ha cautivado. Hay muy pocas películas que me hayan llegado tanto como ésta. Es verdad que una película te puede maravillar debido a sus efectos especiales, emocionar con sus historias, enamorar con sus personajes… Pero esta historia es diferente. No sé exactamente como explicarlo. Hacia el tramo final de la película, estaba tan concentrada y metida en ella que, debido a un acontecimiento que no voy a desvelar, me he dado cuenta del impacto que estaba teniendo en mí ya que me ha despertado emociones completamente inesperadas. Y todo esto sin hacer el más mínimo ruido. He sentido de verdad esta película. 


Once nos sitúa en las calles de Dublín y nos relata como un músico callejero (y reparador de aspiradoras) y una vendedora de flores ambulante se conocen de manera casual y conectan gracias a su amor por la música. Son dos soñadores en un mundo difícil. Los dos actores que dan vida a estos dos personajes, Glen Hansard y Markéta Irglová, me han encantado en sus papeles y tiene mucho mérito porque no son actores profesionales. Transmiten una credibilidad y cercanía espectaculares. Aunque reconozco que me ha gustado más él que ella ya que a Irglová se le ha notado un poco más que no es actriz profesional. Sin embargo, Hansard parece que lleva actuando toda la vida. Todo es muy natural y te da la sensación de que son dos personas reales que están siendo filmadas en plena calle. Como es de esperar, los dos protagonistas viven una historia de amor muy especial pero es una historia de amor que nos ofrece otro punto de vista sobre el romanticismo sin sentimentalismos de por medio.

La música juega un papel fundamental en la película. Muchos dicen que estamos ante un musical indie y puede que así sea. Sin embargo, las canciones se introducen en la historia de una manera tan natural que no te das cuenta de estar viendo un musical. Todo es muy fluido. Las canciones forman parte de la vida misma y por eso no esperes ningún número musical espectacular, ¡porque no lo hay! Todo es muy cotidiano. Las canciones sirven para que conozcamos más a los personajes ya que lo que no se atreven a decirse a la cara, lo hacen a través de las canciones. Son canciones que transmiten emociones y sentimientos y no son gratuitas. Antes he dicho que los protagonistas de la película no eran actores profesionales, son músicos y también son los compositores de las canciones que aparecen en Once. Además, cual fue mi sorpresa al descubrir que la canción principal de la película, Falling Slowly, tiene un Óscar a la mejor canción original. Me encantó descubrir esto porque la banda sonora es una auténtica delicia. Un personaje más de la trama. ¡Totalmente recomendable!

Markéta Irglová y Glen Hansard con sus Oscars por la canción Falling Slowly


La película está dirigida por John Carney y tengo que decir que este señor y el protagonista eran antiguos miembros del grupo musical The Frames. Como se puede ver esta película está hecha por músicos y por eso se capta tan bien la parte musical ya que la viven y la sienten como algo único. La película tiene una atmosfera íntima y esa intimidad te llega sin esfuerzo alguno. Es un film tan, tan sencillo que te da la sensación de que lo podrías haber filmado tú. A veces, pensaba que estaba viendo un documental debido a su realismo y a que el director parece sentirse muy cómodo usando el método de la cámara en mano para rodar muchas de las escenas.

Once no es una película perfecta pero las emociones que te transmite compensan los fallos que este film puede tener. Es una historia muy sencilla, para nada compleja y sin mensajes ocultos que el espectador tenga que descifrar. Es como la vida misma y por eso me ha gustado tanto porque te puedes sentir identificado. Es una película que parece estar dirigiéndose a ti y por eso se crea un vínculo tan especial entre la historia y el espectador. Hay muchas escenas que me han encantado pero mis favoritas son 3: la primera, cuando Markéta canta If You Want Me mientras se dirige a casa completamente sola y en la oscuridad de la noche. La segunda, cuando los dos protagonistas pasean por las calles de Dublín con una aspiradora de por medio y por último, cuando los dos cantan juntos por primera vez Falling Slowly



En definitiva, Once es una película que te atrapa de principio a fin y es una preciosidad en todos los sentidos. Ya lo he dicho más de una vez, es una pena que este tipo de películas lleguen en contadas ocasiones a nuestra cartelera. He descubierto esta película unos años después de su estreno pero más vale tarde que nunca. Eso sí, desde mi punto de vista, Once se tiene que ver en la intimidad ya que así se puede apreciar de verdad esta historia. Así que ya sabéis, lo único que necesitáis es un sofá, una mantita, apagar las luces y darle al play :)


¡Hasta la próxim@!


9/10


 

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