Jane Eyre, de Charlotte Brontë

 


¡Hola, chic@s! Antes de decidir qué novela escoger para la entrada de hoy, he dado mi paseo matutino con Lolita y el tiempo no podía haber sido más perfecto: el cielo estaba gris, el viento soplaba tímidamente y me ha llegado olor a leña quemada. El otoño empieza a mostrar sus cartas y he pensado que era un día estupendo para escribir sobre una de mis novelas favoritas de todos los tiempos: Jane Eyre. No obstante, esta entrada será diferente de las que suelo escribir porque se trata de una relectura. En el blog tenéis la reseña original que escribí en 2014 (parece otra vida), y que podéis leer aquí, y en este post os quiero explicar si mis percepciones sobre la obra de Charlotte permanecen intactas o, si por el contrario, alguna cosa ha cambiado, ya que la primera vez que la leí fue hace casi 20 años y el tiempo y la experiencia te hacen ver las cosas de otra manera… o no. ¡Así que vamos allá!

Para aquellos y aquellas que no conozcáis la novela os haré, como decimos en Catalunya, cinco céntimos de ella (un breve resumen, vaya). Jane Eyre narra la historia de Jane, una mujer que, desde que era una niña, ha tenido una existencia triste y complicada. La pobreza, las humillaciones y la muerte la han acompañado en su andadura, pero dentro de esta mujer pequeña y aparentemente insignificante se esconde un ser humano magnífico, cuya fuerza e integridad derribarán todos los obstáculos que la vida le ha puesto en su camino.

Esta relectura ha hecho que me vuelva a enamorar de esta historia, ya que Charlotte Brontë consigue exponer y transmitir a la perfección el torbellino de sentimientos que experimentan los personajes. Los protagonistas no han llevado vidas tranquilas, han cometido errores y no son perfectos, y a partir de ahí la autora trabaja en una redención personal para cada uno de ellos, que hará que sus caminos, hasta el momento incompatibles, tracen un nuevo recorrido que hará que vuelvan a (re)encontrarse. Por otro lado, su inolvidable protagonista, Jane, me ha vuelto a fascinar porque sabía que era una mujer fuerte, pero he tenido que releer la novela para ser consciente de su aplastante fuerza de voluntad y su firme creencia de ideales. Muchos podemos perder la cabeza por amor y eso, en algunas ocasiones, no está mal, pero cuando esta situación supone traicionarse a uno mismo, entonces las cartas del juego cambian. Jane se encuentra en un dilema más que importante, pero primero es ella y sus valores, y esto me ha parecido admirable. Su integridad es grandiosa y se alza para escribir su propio destino, ya que ha decidido que nadie más lo va a hacer por ella. Al mismo tiempo Jane también es crítica con la diferencia de clases y el triste e insignificante papel que las mujeres tenían en la sociedad decimonónica. Como podéis ver es un personaje inspirador, ya que a pesar de las dificultades, siempre mantiene la cabeza en alto y no se deja pisotear. Es toda una superviviente.

Sin embargo, esta nueva lectura me ha hecho ver con otros ojos algunas situaciones o personajes. En el caso de Rochester, la otra mitad de Jane, sigo pensando que es un personaje formidable, pero en esta ocasión he detectado en él algún que otro comentario puntual de tinte machista del que no había sido consciente en su momento y que no me ha gustado. Por otro lado, y aquí viene el siguiente punto controvertido, está Bertha Mason, la encargada de darle el punto gótico a la trama y a la que muchos conocen con el peyorativo apodo de “la loca del desván o del ático”. Bertha es un personaje que, para mí, era totalmente secundario y tenía su toque antagonista, porque era el gran impedimento en la relación de Jane y Rochester; sin embargo, esta relectura ha hecho que mi anterior opinión se derrumbe por completo. Bertha vive encerrada y oculta a los ojos de los demás porque “está loca”, pero no sabemos qué le ocurre exactamente o si padece alguna enfermedad de este tipo. La vida de Bertha siempre fue opuesta a la de Jane, ya que la primera representa, desde mi punto de vista, esa parte de la mujer que no era aceptada en la hipócrita sociedad victoriana y que se centra en la pasión y la libertad sexual. Personalmente pienso que Charlotte Brontë quiso condenar este tipo de comportamiento a través del personaje de Bertha y con ella lo castiga. Por otro lado, está el estigma de la enfermedad mental, ya que la descripción de Bertha es la de un monstruo y esto hace que estos dos conceptos, la enfermedad mental y la fealdad, sean asociados. Bertha, al igual que pasa con Rochester, nos ofrece un claro ejemplo de cómo pensaba la sociedad en el siglo XIX. Reconozco que con ella se cometió una gran injusticia, ya que es un personaje mucho más complejo de lo que pensaba y lo triste es que ha caído en el tópico de “la loca” y eso nos impide ver su trasfondo. La ventaja que tenemos es que el paso del tiempo nos da una perspectiva nueva de muchas situaciones que antes eran aceptadas como algo normal, pero que ahora ya no lo son tanto. Y eso es bueno, muy bueno, ya que estos libros abren nuestra mirada crítica y hace que estemos dispuestos a abrazar nuevas representaciones y análisis. Por lo tanto, con el caso de Bertha puedo afirmar que esta vez el personaje ha sido entendido y totalmente redimido.

Jane Eyre es una de mis novelas de cabecera y volver a ella ha sido recordar muchos momentos de mi vida que tenía guardados. Charlotte Brontë hacía magia con las palabras y, a pesar de no haber tenido una vida llena de experiencias y aventuras (que aun así las tuvo, pero no muchas), su mundo interior era muy rico y eso se ve reflejado en sus libros. Jane sigue siendo una protagonista inolvidable y, aunque es verdad que hay algunos puntos de la novela que ahora no comparto (en otras palabras: lo de Berta y Rochester), Jane Eyre es una de las grandes obras de la literatura universal y desde aquí os recomiendo encarecidamente que la leáis. No tiene desperdicio.

¡Hasta la próxima!


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Comentarios

  1. ¡Hola!
    Yo leí este libro hace varios años y recuerdo que me gustó, y bastante más que la película. No descarto utilizarlo en mi TFG porque me parece un buen reflejo de la época y que se le puede sacar mucho jugo.
    ¡Nos leemos!

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    1. ¡Hola, Lua!

      Si no has visto la miniserie de 2006 protagonizada por Ruth Wilson, hazlo, porque es una maravilla. Qué envidia que no descartes utilizar esta novela para tu TFG. En mi caso me habría encantado enfocarme en la literatura inglesa del siglo XIX, pero la profesora que yo quería solo iba a coger a un alumno, así que fui por la vía fácil y escogí a un profesor que tenía más vacantes, pero su campo era Shakespeare, así que finalmente mi TFG tuvo como protagonista las connotaciones religiosas del fantasma de Hamlet. No obstante, si hubiese podido, me habría encantado hacer mi TFG de cualquier hermana Brontë.
      ¡Nos leemos!

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