Marzo, Mes de la Mujer: Vera, de Elizabeth von Arnim

 


¡Hola, chic@s! Hoy os traigo mi reseña de Vera, de Elizabeth von Arnim, una novela que cuando la empiezas te la imaginas como la típica historia sencilla y agradable que te va a ayudar a desconectar de tu día a día, pero en realidad este inofensivo relato no es tan bonito como habíamos pensado y pocas páginas después ya empezamos a ver pequeñas señales de su verdadera naturaleza. Vera arranca con Lucy, una joven de poco más de 20 años, que acaba de perder a su padre. Su progenitor lo era todo para ella y sin él nuestra inocente protagonista se siente sola y desamparada. La joven, con su padre aún en cuerpo presente, decide salir al jardín de su casa para meditar y tomar el aire y es en ese preciso momento cuando se encuentra con Everard Wemyss, un hombre que está paseando por los alrededores. Wemyss es un hombre que dobla en edad a Lucy y su carácter es dulce y amable y, al igual que ella, el apuesto caballero acaba de vivir un suceso trágico: la muerte en extrañas circunstancias de Vera, su mujer. Gracias a este inesperado encuentro, Lucy y Wemyss crean una bonita amistad y la complicidad entre ambos va aumentando a medida que pasan los días. Como podéis ver este inicio tan prometedor augura un romance inminente con final feliz y en teoría deberíamos alegrarnos de que estas dos almas que han sufrido tanto hayan conseguido encontrar la felicidad en los brazos del otro. Sin embargo, y como he dicho unas líneas más arriba, esta novela no es lo que parece, ya que la historia que von Arnim nos trae es un relato de maltrato psicológico en el que veremos la manipulación y la anulación que Wemyss ejercerá sobre Lucy.

Wemyss va camelando poco a poco a la dulce Lucy con bonitas mentiras y falsas promesas y cuando finalmente la joven accede a casarse con él el villano de la historia decide que ya es hora de desprenderse de su eficaz máscara. La boda marca un antes y un después en la relación, ya que después de las nupcias seremos testigos de un relato escalofriante y asfixiante en el que veremos la caída a los infiernos de nuestra ingenua y bondadosa protagonista. En este punto de la historia Wemyss ya ha conseguido aislar a Lucy de su entorno más cercano y ahora la tiene solo para él y, gracias a esto, puede hacer con ella lo que le dé la gana. La verdadera cara de Wemyss es la de un hombre déspota, narcisista, controlador y maníaco y Lucy empieza a pagar las consecuencias. La joven es totalmente dependiente de su tiránico esposo y, además de esto, este hace que se sienta culpable de todo (cuando la culpa solamente la tiene él) y si ella sufre, él sufre más. El lema de Wemyss es el “yo, yo y yo” y es algo realmente agotador. Por otro lado, Lucy también se siente responsable de los ataques de ira de su marido (algo que él le ha hecho creer), así que, para evitarlos, siempre mide muy bien sus palabras para no tener que volver a escuchar sus gritos e insultos. La joven parece no reaccionar a las constantes humillaciones y siempre lo justifica afirmando que si su amado marido es así es porque el pobre ha pasado por mucho y debe hacer todo lo posible para hacerlo feliz; una tarea que, por cierto, la consume emocionalmente. A pesar de la anulación de su voz, Lucy parece tener pequeños momentos de lucidez, en los que cuestiona el comportamiento de su esposo y la vida que le espera junto a él; sin embargo, cuando la joven parece volver a estar tomando control de su vida, siempre ocurre algo que le da la vuelta a los acontecimientos y que la hace volver al punto de partida.

El control que Elizabeth von Arnim tiene sobre la historia es total, ya que la autora sabe manejar muy bien los tiempos y la narración goza de un total equilibrio de principio a fin. Todo está muy bien hilado y la tensión va en aumento a medida que vas pasando las páginas. Además de la magnífica estructura de la trama, la autora crea unos personajes fascinantes y la víctima y el villano quedan muy bien definidos. El retrato de Wemyss es totalmente aterrador y verosímil y esto se debe a que la autora se basó en su propia experiencia para escribir la novela. Por lo tanto, von Arnim sabía de lo que estaba hablando. Por otro lado, el narrador que se usa en este libro es de carácter omnisciente, algo que nos hace conocedores de la psicología de los personajes y también de sus pensamientos más íntimos, así que ya podéis imaginar que nosotros, los lectores, ya nos ponemos en alerta desde prácticamente el principio cuando descubrimos e intuimos ciertos comportamientos y secretos de Wemyss. Por desgracia, Lucy no puede ver lo que nosotros sabemos, así que vivimos con impotencia y tristeza el calvario que la joven tendrá que sufrir en el futuro.

Si habéis prestado atención habréis visto que esta novela lleva por título el nombre de la primera mujer de Wemyss, Vera, y muchos os preguntaréis el por qué. Vera ha sido comparada con Rebeca, de Daphne du Maurier, debido a algunas similitudes (entre ellas destaca la de la sombra de la primera esposa fallecida), pero no esperéis que ambas historias sean un calco de la otra, porque no es así. Es cierto que las dos novelas comparten puntos similares, pero las tramas son completamente diferentes. Por lo tanto, no os aconsejo que las comparéis. Además, y antes de que alguien piense que von Arnim se inspiró en du Maurier para escribir este libro, debo decir que Vera se escribió en 1921 y Rebeca en 1938; aunque si nos ponemos quisquillosos se podría decir que Charlotte Brontë y su Jane Eyre fueron una gran fuente de inspiración para ambas autoras, ya que la hermana mayor de las Brontë fue la primera en jugar con la fantasía del fantasma de la primera esposa.

Vera se publicó hace 101 años, pero la historia que nos trae es muy reconocible y para muchas mujeres será como mirarse en un espejo. El maltrato psicológico no ha desaparecido, sigue igual de fuerte y se ha ido adaptando al paso del tiempo y esta obra, a pesar de haber sido escrita hace un siglo, es un fiel reflejo de la actualidad. Vera es un thriller psicológico que te asfixia y que te hace reflexionar sobre lo poco que hemos hecho en nuestra lucha contra la violencia de género. Aún nos queda mucho por aprender y avanzar y esta novela es un gran testimonio de ello; por lo tanto, os recomiendo muchísimo su lectura. Os aseguro que es una historia que no deja indiferente a nadie y muestra un tipo de violencia que, a pesar de ser invisible, puede llegar a cobrarse muchísimas vidas.

¡Hasta la próxima!

 

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Comentarios

  1. ¡Hola!
    madre mía, después de leer tu reseña no me puedo creer que haya sido escrita hace 100 años, parece tan actual lo que se cuenta..., porque la violencia psicológica es algo que junto a la física vemos cada día en historias que nos llegan, ajenas, pero reales y me gustan mucho las historias que no son lo que parecen, esas que te sorprenden y no conocía esta novela.
    Puede que me anime a leerla
    Besos

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    Respuestas
    1. ¡Hola, Marian!

      La verdad es que es una lectura muy recomendable, ya que trata un tema que es muy vigente y más de una mujer se puede ver reflejada en Lucy. Da rabia y pena que una historia que se publicó hace 100 años siga igual de potente en nuestra sociedad, y esto nos dice que hay algo que estamos haciendo mal.

      Si finalmente la lees, espero conocer tu opinión.

      ¡Un beso!

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