Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell
¡Hola, chic@s! La entrada
de hoy la protagoniza Lo que el viento se llevó, un novelón escrito por
Margaret Mitchell, que había figurado en mi lista de lecturas pendientes durante
años. La novela, y única obra, de Mitchell me ha acompañado durante
prácticamente todo el otoño y ahora que la he acabado siento un gran vacío
porque ha sido mi fiel compañera durante casi 2 meses. Lo que el viento se
llevó es de esos libros que conmueven y dejan una gran huella, y aquí es
cuando llega el problema, ya que no sé si mis palabras lograrán expresar lo que
esta historia me ha hecho sentir.
La novela de Margaret
Mitchell nos lleva hasta Georgia, y más concretamente hasta Tara, una
plantación de los estados del Sud, en la que vive la joven Escarlata O’Hara. Escarlata
vive sus días con despreocupación y divirtiéndose a costa de los chicos que
caen rendidos a sus pies. Sin embargo, esta vida inocente y alegre tiene los
días contados, ya que una enorme tormenta se avecina y esta no es otra que la guerra
de Secesión, un conflicto que enfrentó a los estados del Norte y del Sud, y que
proclamó a los primeros como a sus claros vencedores. Siempre se ha dicho que
los libros de Historia están escritos por aquellos que consiguieron alzarse con
la victoria; pues bien, en esta ocasión Mitchell nos trae la otra cara de la
moneda, la de aquellos que perdieron, y para contarla pondrá a Escarlata en el
centro de todo y con ella veremos los horrores de la guerra, pero también qué
ocurre una vez que esta acaba y cómo los supervivientes tienen que adaptarse a
una nueva vida que no estaban destinados a vivir.
¿Por dónde empiezo?
Veamos, creo que primero de todo debería hablar de su autora, Margaret Mitchell,
ya que lo que hizo con esta historia fue magia. Mitchell consigue trasladar al
lector los horrores de una guerra (y también de la posguerra), pero no lo hace
situándonos en el campo de batalla, sino que lo vivimos a través de aquellos
que no fueron a las trincheras y que vieron con temor cómo sus seres más queridos se
marchaban para, quizás, no volver a verlos nunca más. No obstante, esta guerra debe compartir escenario
con los conflictos personales de los personajes, ya que estos, y a pesar del
duro momento que están viviendo, tienen anhelos y pasiones que no desaparecen de
un día para otro. Mitchell combina todo esto de manera espléndida y consigue
que la atención del lector no decaiga en ningún momento gracias a una prosa y
unos diálogos magníficos. A través de ellos veremos la mejor y la peor cara de
los protagonistas y es que, queridos míos, menudos personajes tiene esta
novela.
Lo que el viento se llevó
tiene
casi 1000 páginas (mi sencilla edición de 1972 consta de 999 páginas) y cuando
abres el libro sabes que los protagonistas están a punto de empezar un extenso
viaje que los cambiará por completo. Esta novela cuenta con una gran variedad
de personajes, pero los protagonistas indiscutibles son Escarlata O’Hara y
Rhett Butler, una de las grandes parejas de la literatura (y también del cine).
Escarlata y Rhett son dos personajes a los que catalogaría como de
perfectamente imperfectos, ya que son muy humanos y, por lo tanto, tienen sus
virtudes y defectos. Escarlata y yo hemos tenido una relación de amor y odio a
través de la lectura, ya que por un lado su parte caprichosa, manipuladora y
cruel me sacan de quicio; pero por otro, su valentía, independencia,
inteligencia y fortaleza me parecen admirables. La protagonista es una mujer
avanzada a su tiempo que hace todo lo que sea para salir adelante y cuando se cae,
no desiste, y vuelve a levantarse. Mitchell creó a una protagonista y heroína
excelente que rompe con muchos roles de género y que no deja indiferente a
nadie. Por otro lado, Butler es el espejo en el que Escarlata se refleja, son
las dos caras de una misma moneda, y esto, que en un principio debería ser idílico para ambos, será su principal fuente de conflictos, ya que esto
desencadenará en un relación de lo más tóxica. Rhett es el único que parece
conocer a Escarlata a la perfección, y su sinceridad y honestidad, que se mezclan
con un humor sarcástico y burlón, la sacan completamente de quicio. Entre ellos
se establece un juego de resistencia en el que pierde el que decaiga primero y
esta lucha es constante.
Cuando hablamos de la
novela, los primeros nombres que salen a relucir son los de Escarlata y Rhett,
pero no quiero olvidar a Melania y Ashley Wilkes, la otra gran pareja protagonista
de esta historia. Os voy a ser sincera: Escarlata es mucha Escarlata, pero a mí
la que me ha robado el corazón es Melania y con ella se me han saltado las
lágrimas. Melania es lo opuesto a Escarlata debido a su fragilidad, inocencia y
timidez, y también por su empeño en ver siempre el lado bueno de las personas.
Melania es todo bondad y dulzura, pero también es mucho más que todo esto, ya
que protagoniza momentos llenos de coraje, valentía y valor que nos revelan que
no estamos ante una mosquita muerta. Melania es mi personaje favorito porque es
mucho más de lo que aparenta, y lo que más me ha llamado la atención es su
relación con Rhett, ya que ambos se profesan un gran respeto mutuo y un cariño
de lo más genuino. No sé vosotros, pero esta es una pareja de lo más curiosa y
de la que no se habla lo suficiente. Por último, tenemos a Ashley Wilkes, el
marido de Melania y el amor secreto de Escarlata. Ashley es un personaje que no
levanta las mismas pasiones que los otros tres protagonistas, pero Wilkes
representa un punto importantísimo en la historia y este es el de la pérdida de
identidad. Cuando hablamos de la guerra, siempre nos centramos en el conflicto
en sí, pero una vez que este llega a su fin, ¿qué ocurre con las personas que sobreviven?
¿Vuelven a su vida de antes? La respuesta es no. Una guerra te cambia, y aunque
quieras seguir siendo la misma persona que eras antes, esta vuelta al pasado es
imposible, ya que tu vida ha sido destruida y con ella tu futuro. La vida para
la que te educaron y prepararon ya no existe y esa persona que estabas destinada
a ser ha desaparecido. Wilkes representa muy bien este vacío y dolor, y la
verdad es que su personaje nos trae un lado de la guerra que no suele ser muy
visible y que se debería tener más en cuenta.
Antes de acabar y pasar a
la conclusión me gustaría decir que el único punto que no me ha gustado de la
novela es el racismo que se respira en ella. En los estados del Sud las
familias tenían esclavos y aquí se ofrece un punto de vista ideal y romántico
de la esclavitud que contrasta mucho con la realidad. Esta novela muestra de
manera muy clara de qué lado estaba la autora y este racismo me ha desagradado
bastante, ya que estas personas no eran vistas como seres humanos. Además,
algunos personajes pertenecen al Ku Klux Klan y esto es algo que me ha impactado.
Por lo tanto, esta parte, además de ser de lo más polémica, te da mucho que pensar,
ya que te hace ver el libro desde la perspectiva en la que este fue escrito,
pero al mismo tiempo no puedes dejar de horrorizarte. Desde luego que es un
tema que abriría un largo debate y que te demuestra si hemos evolucionado, o
no, como civilización
Lo que el viento se llevó ha sido una de esas lecturas que atrapan y que, una vez que acabas, se queda contigo para siempre. Este libro es más que una historia, es el relato de una vida, y en él veremos lo mejor y lo peor del ser humano. Querida Escarlata: te adoro y odio a partes iguales, y gracias a ti he conocido a una de las mejores protagonistas de la literatura. Tanto tú como los personajes que te han acompañado estáis llenos de fuerza y complejidad y, lo más importante, estáis vivos. Cuando tenía el libro en mis manos, no podía desprenderme de él, y cuando el trabajo me impedía leer no podía evitar imaginar cómo iba a continuar el camino una vez me volviera a reunir con vosotros.
Ahora me toca hacer los
deberes y ver la película, porque nunca la he visto entera. Sí entono el mea
culpa, ya que recuerdo que vi algún que otro trozo cuando era pequeña, pero
nunca le presté atención. Por lo tanto, durante estas fiestas navideñas le echaré
un ojo, ya que no me puedo quitar esta historia de la cabeza.
¿Y vosotros? ¿Habéis
leído Lo que el viento se llevó?
¡Hasta la próxima!
¡Hola!
ResponderEliminar¿en serio? ¿en serio que nunca viste la peli completa? no me lo puedo creer, jeje. Yo no te exagero si te digo que la habré visto como unas cinco veces (creo que junto a "Tomates verdes fritos", es la peli que mas veces he revisionado) enterita con todas sus buenas casi 4 horas de metraje y no me importaría verla una vez mas, es fascinante, esta historia de una vida, es increíble. Yo, si te soy sincera siempre tuve en mente leerla, pero esas 1000 páginas (lo he tenido muchas veces en mis manos en la biblioteca) me echan tanto para atras, me dan tanta pereza que sé que nunca lo leeré.
Leyéndote me venía a la mente a Vivien Leigh levantando el puño y gritando "A Dios pongo por testigo....". En fin, me alegro que lo hayas disfrutado aunque lo del racismo no te haya gustado (bueno, es un componente característico de la época, por desgracia)
Besos
¡Hola, Marian!
EliminarPues no, aún no he visto la peli, pero ya estoy en ello para ponerle remedio je,je,je,je. Tienes que entenderme, era una niña pequeña y una peli de 4 horas me daba una pereza enorme ja,ja,ja,ja.
El año pasado me pasó lo mismo con Tomates verdes fritos. Fue leerme la novela y ver de inmediato la peli. Las dos las disfruté mucho.
Ay, cuando llegué a la parte de "A Dios pongo por testigo..." me acordé de inmediato de la actriz. Lo bueno que tiene esta novela es que es súper visual debido a la película.
Si un día te animas, te la recomiendo. Sus casi 1000 páginas merecen mucho la pena.
¡Un beso!