Freaks, Gleeks & Dawson's creek, de Thea Glassman
¡Hola, chic@s!
¿Recordáis esa serie que os marcó cuando erais adolescentes? En mi caso, ese
honor se lo lleva Dawson crece (Dawson’s
creek), una serie que me cautivó una mañana de verano del 2000. Tenía 12
años. Después de ella ha habido otras historias que me han obsesionado, pero
Dawson y sus amigos siempre han sido mi pilar y mi referencia. Actualmente
somos muchas las personas que hablamos de series en nuestros blogs, redes
sociales o canales de YouTube, pero esta pasión no nace de un día para
otro, ya que este amor por las series suele surgir durante la adolescencia y es ahí cuando empezamos a forjar
nuestra personalidad más seriéfila. Las primeras series a las que recurrimos
son de temática adolescente, o tienen a algún adolescente en su reparto, ya que
son los personajes con los que más nos identificamos, y es en ese momento
cuando aparecen los primeros flechazos.
Hace unas semanas me encontré por casualidad con el libro Freaks, Gleeks & Dawson’s Creek, de Thea Glassman, un ensayo que habla de 7 series adolescentes que transformaron la televisión (El príncipe de Bel-Air, My so-called life, Dawson crece, Freaks and Geeks, The O.C., Friday Night Lights y Glee) y cuando lo vi sabía que tenía que ser mío (¡¡tiene un capítulo dedicado a Dawson crece!!). Siempre que hablamos de series adolescentes tendemos a subestimarlas porque no tocan temas relevantes o serios, pero eso no es verdad. Actualmente hay muchas series de esta temática que abordan temas progresistas y revolucionarios, pero antes de ellas tuvimos a personajes como Marissa, Ryan, Dawson, Joey o Will, entre otros, que encauzaron el camino y que nos trajeron tramas relacionadas con el racismo, el sexo, las drogas, la perspectiva de género o el acoso escolar, por citar solo algunas. Sé que estos temas también se muestran en series más adultas, pero muchas series adolescentes se han saltado límites, han innovado y mostrado con naturalidad temas que, en muchas ocasiones, eran tabú y que más tarde han sido recogidos por productos orientados a un público adulto (y estos últimos son los que se suelen llevar todos los reconocimientos).
Thea Glassman habla de
las series que he citado unas líneas más arriba y las reivindica dándoles el
lugar que se merecen. Es una lectura amena y nostálgica y, en mi caso, cada vez
que descubría un dato que desconocía o que quería volver a revivir, me iba
directa a Google. Este libro es como un viaje al pasado que os recomiendo si os
gustan las series de los últimos 30 años; eso sí, es bastante importante que se
hayan visto todas las series nombradas porque hay spoilers que destripan los
desenlaces. ¡Así que haced los deberes antes de leer el libro!
¡Hasta la próxima!
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