The Brutalist (2024)

 

Fuente: Universal Pictures

¡Hola, chic@s! La protagonista de la entrada de hoy es The Brutalist, una obra mastodóntica, que para muchos es la mejor película de 2024.

The Brutalist tiene como protagonista a László Tóth, un arquitecto húngaro que sobrevive al Holocausto y que llega a Estados Unidos en busca de una nueva oportunidad. Allí espera reconstruir su vida en todos los sentidos, pero este lugar no le pondrá las cosas fáciles, y su integridad y resiliencia serán puestas a prueba de manera constante.


La estructura de The Brutalist

La película de Brady Corbet tiene una duración de 3h 35 minutos y esta se compone de dos partes y un interludio de 15 minutos, además de contar con un prólogo y un epílogo. Las dos partes se diferencian mucho la una de la otra. Por un lado, en la primera mitad vemos a László intentando reconstruir su vida en una América muy diferente de la que nos suelen vender en pantalla, donde supuestamente te acogen con los brazos abiertos y te dan cientos de oportunidades; no obstante, todo finaliza con un rayo de esperanza. Por otro, la segunda parte nos muestra el reencuentro de László con su mujer y su sobrina después de la guerra y tras años de separación forzosa. Aquí el protagonista vuelve a tener a su núcleo familiar con él, pero también seguiremos observando la cruda realidad de los Estados Unidos, donde las injusticias de la exclusión social y las potentes dinámicas de poder forman parte del día a día.

Por último, la película se apoya en una potente banda sonora y en una fotografía espectacular. Hay planos que se me han quedado grabados, pero hay uno que me puso los pelos de punta y es el que muestra a la Estatua de la Libertad girada en 180 grados. Este símbolo de democracia, justicia y libertad es lo primero que veían los inmigrantes al llegar a Estados Unidos, pero la simbología que desprende al estar girada de esta manera es, desde luego, toda una declaración de intenciones.

 

Una historia y cientos de lecturas posibles

The Brutalist es la historia de un hombre que huye del horror que ha dejado la Segunda Guerra Mundial, pero lo que no sabe es que en Estados Unidos le esperan las garras del capitalismo. Esta obra se podría analizar desde diferentes puntos de vista gracias a todos los temas que abarca: la desmitificación del sueño americano, la inmigración, la ambición, el poder de la creación, la angustia por no ser aceptado, las diferencias sociales y la reconstrucción de la identidad. Por lo tanto, las lecturas que se pueden hacer de ella son amplísimas, confirmando de esta manera toda la complejidad que la envuelve. The Brutalist es muchas cosas en una y es muy difícil definirla con muy pocas palabras.

 

Un reparto magnífico y el renacer de Adrien Brody

Adrien Brody se ganó el respeto de público y crítica con El pianista (2002), la cual le dio su primer y, hasta la fecha, único Oscar. La película de Roman Polanski nos descubrió a un actor fantástico, pero después de aquel triunfo el intérprete destacó en muy pocos proyectos y parece que Hollywood se olvidó de él. The Brutalist lo ha vuelto a poner en el punto de mira y nos ha recordado al gran actor que nos hemos estado perdiendo. Brody retrata de manera magistral los traumas y las vulnerabilidades de su László. Todo en él es muy natural y humano, y todas esas capas que dan forma a su personaje se van desprendiendo de él para ser testigos de todo lo que lleva en su interior. Por último, me ha parecido muy poética la conexión que tiene con el brutalismo, ya que si nos lo ponemos a mirar, la obra arquitectónica de László es una extensión suya y sin ella no podríamos entender del todo al personaje. Ambos están conectados de manera irremediable.

Brody está acompañado de un reparto estupendo donde destacan Felicity Jones y Guy Pearce. Este último interpreta a Harrison, el mecenas de László, y es muy interesante la relación que se va construyendo entre los dos debido la inquietante y cruel fascinación que hay en ella. Pearce borda su personaje al igual que lo hace Felicity Jones. La actriz da vida a Erzsébet, la esposa de László, una mujer que físicamente está muy débil debido a las secuelas que le ha dejado la guerra, pero su espíritu, en cambio, no está nada mermado. Es un personaje con una gran fortaleza e integridad y en algunas escenas me ha recordado a la Kitty de Emily Blunt en Oppenheimer. Por último, me parece justo nombrar también a Joe Alwyn, que interpreta a Harry, el hijo de Harrison, un personaje que parece seguir la estela de su padre y que se come la pantalla.

The Brutalist no es una película fácil. Es oscura y desesperanzadora, pero al mismo tiempo es un relato de supervivencia y resiliencia. Es una historia que, a medida que pasan los días, te vas dando cuenta de toda su grandeza porque, en definitiva, nos está narrando la historia de una vida. La película cuenta con 10 nominaciones a los Oscar, incluyendo mejor película y actor principal. Personalmente Brody debería llevarse la estatuilla a casa, y también la película, pero los Premios de la Academia pueden dar la sorpresa y decantarse por otro actor o film, ya que el retrato que The Brutalist hace de América no es muy bueno. ¡Lo descubriremos en marzo!

¡Hasta la próxima!

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