The Good Doctor (2017-)

¡Hola, chic@s! Hoy, os traigo una mini review de una serie que, como muy bien dice su famoso eslogan, me ha ganado el corazón. Sí estoy hablando de The good doctor, la serie revelación de este verano en las pantallas españolas y que ya venía precedida de su magnífica acogida en diferentes partes del mundo.

Hace ya unos años, si una serie me gustaba la seguía cada semana. Nunca faltaba a mi cita. Recuerdo que siempre contaba los días que quedaban para ver el siguiente episodio y era una rutina que ahora recuerdo con mucho cariño, pero los tiempos han cambiado y las nuevas plataformas e Internet han cambiado estos hábitos. Actualmente, la única serie que sigo semanalmente por televisión es Mentes criminales y este serial criminal/policial comparte este privilegio precisamente con The good doctor. Sin apenas darme cuenta este verano me he puesto cada noche enfrente del televisor para ver qué nos contaban ese día Shaun y compañía. Esta serie se ha convertido en mi guilty pleasure y me ha devuelto un poco esa ingenuidad que tenía cuando esperaba semanalmente y pacientemente el nuevo capítulo de mi serie favorita.

The good doctor tiene como protagonista a Shaun Murphy, un joven médico que ha conseguido plaza como residente en el departamento de cirugía de un prestigioso hospital. Hasta aquí se podría decir que estamos ante otro drama médico más, pero lo que hace especial a esta serie es su protagonista ya que este es autista y tiene además el síndrome del sabio. A partir de aquí seremos testigos del día a día del joven en el hospital y de cómo se tiene que enfrentar a los prejuicios, pero también cómo consigue sus pequeños grandes logros.

La serie, basada en una versión surcoreana homónima, está producida por David Shore (House) y Daniel Dae Kim (Lost) y la estructura de sus episodios recuerda bastante a la de la serie protagonizada por el genial Hugh Laurie. Cada semana tenemos diferentes tramas médicas y estas destacan por su componente humano (el caso de las siamesas me conmovió muchísimo) haciendo que el espectador conecte con la historia y los personajes. Si las tramas enganchan mucha culpa de ello la tienen sus protagonistas. Shaun Murphy está interpretado por el británico Freddie Highmore y su interpretación es una maravilla ya que en cada episodio nos muestra las trabas que puede producirle su trastorno, pero al mismo tiempo es una muestra de superación, integración y aprendizaje. Shaun, en un mismo episodio, puede darnos momentos cómicos, dramáticos y emotivos, y es un personaje que se gana el cariño de la audiencia desde el primer minuto por su ingenuidad y bondad. Lo que más me ha sorprendido es que los secundarios que lo acompañan en su día a día tienen más protagonismo del que yo había supuesto al principio. Pensaba que la serie iba a girar exclusivamente alrededor de Shaun y que el resto de personajes serían vistos como una especie de herramientas para el desarrollo del personaje y sus historias. Sin embargo, me equivoqué ya que cada uno de ellos, además de ayudar a Shaun, también tienen sus propias tramas y sus minutos en pantalla. En este sentido, la aparición de todos los personajes está muy equilibrada y esto me ha gustado mucho.

The good doctor ha sido toda una revelación para mí y un guilty pleasure en toda regla. Sus episodios de 45 minutos de duración se pasan en un suspiro debido a sus tramas que te absorben y a (todos) esos personajes que me han conquistado. Sus capítulos nos llevan a conocer a Shaun un poco más cada semana, pero también somos testigos de tramas que últimamente están, desgraciadamente, de rabiosa actualidad como es el acoso y la violencia de género. La serie protagonizada por Freddie Highmore me ha ganado por completo y, como he dicho antes, he vuelto a recuperar esa inocencia que tenía cuando esperaba toda la semana para ver el nuevo capítulo de mi serie favorita. ¿Sois fans de The good doctor?

¡Hasta la próxima!

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Fotografías: ABC