Bohemian Rhapsody (2018)

¡Hola, chic@s! Cuando hablamos de Freddie Mercury, hablamos de muchas cosas. No solo de su trayectoria profesional sino también de su vida personal. No se puede separar al mito musical del hombre porque Freddie lo era todo. Por lo tanto, si decidiéramos explicar la historia de Mercury a través de un film creo que nos encontraríamos ante un gran problema porque habría muchas cosas que contar: su música, su sexualidad, sus problemas con las drogas, su enfermedad… ¿Qué película querríamos hacer? ¿Qué imagen nos gustaría enseñar al mundo? El pasado miércoles llegó a los cines Bohemian Rhapsody, cinta que nos narra la trayectoria de Queen hasta su mítica actuación en el Live Aid de 1985. Pero no nos engañemos, porque esta película sí que nos muestra la historia del grupo, pero Mercury es el que se lleva todo el protagonismo.

La crítica no parece estar de acuerdo con este biopic ya que no profundiza en determinados puntos y tiene razón, pero a pesar de esto es una película que me ha encantado porque cuenta con un protagonista excelente, una historia que llega y una banda sonora que hace vibrar a toda la sala de cine.

Bohemian Rhapsody empieza mostrándonos a Freddie Mercury antes de convertirse en una leyenda cuando éste trabajaba en el aeropuerto de Heathrow de Londres cargando y descargando maletas. Poco después conoce a Brian May y Roger Taylor y es en este momento cuando arrancará una de las bandas de música más famosas de todos los tiempos. Vemos cómo el grupo evoluciona, pero no se profundiza en el desarrollo de éste y solo nos enseñan diferentes momentos clave. El problema de no haber hurgado un poco más es que el propio Mercury pasa en pocos minutos de ser un chico humilde y extravagante a ser el músico que todos conocemos y por eso se tiene la sensación de que hay vacíos entre estos momentos que se tendrían que haber mostrado para entender su evolución. Ésta sería la única pega que le pondría a la película ya que explica el camino recorrido por el grupo de manera superficial.

Por otro lado, la crítica está disconforme con el trato que se le ha dado a la sexualidad, la enfermedad y los escándalos del protagonista. Personalmente, en estos puntos no estoy de acuerdo porque si la primera parte de la cinta habla del ascenso del grupo, la segunda retrata la caída y resurgir de Mercury. En ella vemos sus escarceos, sus problemas con las drogas y el SIDA. Creo que todo esto se muestra bastante bien para una cinta que dura poco más de dos horas y que ha querido abarcar todos los puntos que el cantante de Queen representa.

Rami Malek se pone en la piel del malogrado mito mostrándonos al icono y también al ser humano, y su actuación es impecable. No cae en ningún momento en la caricatura y consigue mimetizarse con el cantante. Sus gestos, su energía, su fuerza, su extravagancia, su vulnerabilidad y sus conflictos internos… Todo está en la interpretación de Malek. Ya se habla de una nominación al Oscar por su trabajo y la verdad es que me encantaría ver su nombre en la categoría de mejor actor principal. Los secundarios que le acompañan están perfectos en sus papeles y se me puso la piel de gallina al ver a los actores que dan vida a los integrantes de la banda (por favor, decidme que os habéis dado cuenta de que Joseph Mazzello, el actor que interpreta a John Deacon, es el pequeño Tim de Jurassic Park) tocar esos temas que todos nos sabemos de memoria.

Las actuaciones musicales atrapan al público y consiguen transmitir todo el entusiasmo que se desprende desde el escenario. Las vives como si las estuvieras viendo en directo y os recomiendo ver la película en pantalla grande porque son espectaculares. Su música también consigue tocarnos la fibra sensible ya que sus letras, en determinados momentos de la vida de Mercury, podrían ser autobiográficas. La recreación del concierto Live Aid es perfecta y este momento es el que captura la esencia de la banda. Un concierto que representa la calma después de la tormenta, la gloria tras el fracaso y la redención después de tiempos difíciles. Son 20 minutos de pura música, celebración y emoción en las que te dan ganas de fundirte con la gente que se encuentra en el estadio de Wembley. Queen une a la audiencia que hay delante y detrás de la pantalla y me quedo con este mensaje tan positivo de la película.

Freddie Mercury no tuvo una vida fácil y él mismo no era perfecto. Muchos querían ver una película así, una que indagara en su infierno, pero Bohemian Rhapsody me ha encantado porque es un bonito homenaje a Queen y se despide con un mensaje lleno de optimismo. Antes he dicho que Mercury podría crear cientos de películas porque fue un hombre muy interesante y complejo, así que la cinta protagonizada por Malek, a pesar de abarcar todos estos puntos y de tener muy poco tiempo, consigue llegar al público. Muchos hemos acudido al cine para volver a revivir el mito, pero también me gusta pensar que gracias a esta cinta nuevas generaciones se empaparán de una música que ha perdurado, y perdurará, durante muchísimos años.

¿Qué os ha parecido Bohemian Rhapsody?

¡Hasta la próxima!

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Fotografías: The Guardian, Collider y Wikipedia