El exorcista: Creyente (2023)

Fuente: Blumhouse Productions

¡Hola, chic@s! La semana pasada llegó a la cartelera española El exorcista: Creyente, secuela directa de la mítica El exorcista  (1973). Esta segunda parte, y como era de esperar, llegaba envuelta por una gran expectación porque todo el mundo deseaba que estuviera a la altura de la original, así que antes de hablar de ella, me gustaría dedicarle unas líneas a la película que nos presentó al padre Karras, Chris MacNeil y, cómo no, Regan.

Mi historia con El exorcista es bastante curiosa porque es una película que, sin haberla visto, me aterrorizaba debido a los comentarios que siempre había oído acerca de ella. Me daba pavor y mi cabeza empezó a imaginar y crear imágenes que ponían los pelos de punta. Cuando cumplí los 16 años decidí que ya era hora de dejar de fantasear y ver lo que me ofrecía la mejor película de terror de todos los tiempos. Estaba muy emocionada porque quería pasar un rato entretenido y pegar algún que otro bote, pero nada de eso ocurrió; incluso me atrevería a decir que el metraje me pareció extremadamente largo y la trama bastante aburrida. De alguna manera ese hechizo que había estado alimentando se rompió y mi decepción fue grande. El tiempo pasó y El exorcista fue cayendo un poco en el olvido, pero hace poco más de dos años vi en la biblioteca el libro homónimo en el que se basa la película y decidí darle una oportunidad. Menos mal que lo hice porque gracias a esta lectura mi cabeza hizo click y por fin lo vi todo con otros ojos. Mi yo adolescente quería una película morbosa y de susto fácil, pero lo que no esperaba era encontrarse con una trama adulta, profunda y perturbadora. Siempre pienso que me estrené con El exorcista en el momento equivocado y por eso no la valoré como se merecía. No tenía la madurez adecuada y no vi las cosas que hoy en día sí que aprecio. Temas como la culpa, la maternidad, la pérdida o la crisis existencial son los que conforman el perfil de esta historia y es una película que cuanto más la veo más la admiro y valoro.  Siempre descubro alguna arista nueva que se me había escapado y el puzle cada vez se vuelve más complejo. Ahora puedo decir que El exorcista es una obra maestra y aunque sigue sin asustarme (reconozco que la saga de Scary Movie ha hecho mucho daño) me gusta que sea un reflejo de la sociedad de principios de la década de los 70, ya que cuando se estrenó nunca antes se había visto nada igual y eso se confirma a través del miedo y el impacto que causó. Han pasado 50 años de aquel evento y los espectadores nos hemos acostumbrado a presenciar más de un exorcismo en pantalla; por lo tanto, ese miedo genuino ya no existe. Otro gran ejemplo es Tiburón (1975), ya que da igual las películas de tiburones que se hagan, la primera fue la de Steven Spielberg y ese miedo que produjo lo sigue despertando actualmente (y la banda sonora de John Williams, por supuesto).  Por lo tanto, El exorcista: Creyente tenía un referente muy duro de roer y algunos tenían la esperanza de que estuviera a la altura de su predecesora, pero mi pregunta es: ¿de verdad alguien pensaba que podía causar el mismo impacto que la película original?

El exorcista: Creyente nos presenta a Víctor, un hombre que perdió a su mujer durante un terremoto en Haití; un suceso horrible y traumático que le obligó a decir adiós a su compañera, pero que le trajo a su hija Angela. Los años han pasado y ahora Angela es una adolescente con una vida normal. Un buen día esta se adentra en el bosque junto a su amiga Katherine y las dos desaparecen sin dejar rastro. Los padres de ambas iniciarán una búsqueda desesperada para dar con ellas, pero nada parece dar resultado. Sin embargo, y cuando parecía que todo estaba perdido, las niñas aparecen de la nada y en un estado que levanta más de una sospecha. Nadie sabe qué ha pasado en ese lapso de 3 días, pero lo que sí está claro es que las adolescentes ya no son las mismas de antes. A partir de aquí una serie de misteriosos eventos tendrán lugar y serán una prueba horrible para las niñas y sus familias. El Mal ha regresado y está dispuesto a arrasar con todo.

Esta secuela directa de El exorcista está dirigida por David Gordon Green, que es también el encargado de la última trilogía de Halloween; por lo tanto, es un veterano en el cine de terror. Sin embargo, el gran hándicap de esta película es que la historia ya la conocemos y por eso se vuelve previsible. No sorprende, no innova y por este motivo el factor sorpresa brilla por su ausencia. Los actores hacen un buen trabajo, aquí no puedo poner ningún pero, y para mí el mejor personaje es el de Víctor, ya que este está lleno de conflictos con los que nos podemos sentir identificados y, por lo tanto, es con el que más conectamos. Por otro lado, hay varios momentos que te harán saltar de la butaca, pero estos se producen debido a los populares jump scare, así que como podéis ver vamos al susto fácil y efectivo.

La película presenta guiños y conexiones con la historia original, pero la más clara es sin duda la aparición de Chris MacNeil. Ellen Burstyn retoma el papel que le dio una nominación al Oscar y ha sido fantástico verla de nuevo en pantalla, pero sinceramente para mí su final está en El exorcista y no en esta película. No me ha gustado lo que han hecho con ella en esta secuela y, por lo tanto, no quiero meterlo dentro del canon. Por otra parte, si nos enfocamos en los personajes veremos que estos vuelven a presentar conflictos relacionados con la pérdida, la culpa y la fe. Este campo siempre ha sido muy interesante de explorar, pero no consigue dejar huella en el espectador porque para mí carece de la profundidad y el desarrollo que sí tenía la película de 1973.

Leyendo mi review me he dado cuenta, aunque sabía que esto iba a pasar, de la continua comparación que he hecho entre las dos películas, pero es algo inevitable. La sombra de El exorcista es muy alargada y estoy convencida de que todas las películas de exorcismos que vengan tras ella quedarán relegadas a un segundo plano porque hay películas que marcan un antes y un después y con las que es imposible competir. Por lo tanto, si queréis ver esta película os recomiendo que vayáis sin expectativas, porque así la disfrutaréis más. Ahora que lo pienso El exorcista: Creyente es precisamente esa película que estaba buscando con 16 años: una historia para pasar un rato entretenido y pegar algún que otro brinco. La buena intención está, pero vuelvo a repetirlo: cuando quieres igualar a un icono, no lo hagas, ya que entonces las comparaciones empiezan a salir a flote y al final siempre se sale perdiendo.

¡Hasta la próxima!


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Comentarios

  1. ¡Hola Laura! ¿te puedes creer que no sabía de esta película? ¿de esta secuela?. Mi historia con El exorcista es distinta a la tuya, yo la vi como con 17 o 18 años y me gustó mucho, de hecho me han entrado ganas de volver a verla, tanto si decido animarme con su secuela o no. No tengo claro si la veré, porque además no soy de susto fácil y efectivo, de hecho las pelis de terror es raro que me den terror o algo de miedo. En cualquier caso, me alegra haber conocido tu opinión sobre la peli
    Un beso

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    Respuestas
    1. ¡Hola, Marian!

      Creo que el problema está en que hay muchas películas de terror que ya no consiguen crear esa sensación de miedo porque se vuelven previsibles y esta es una de ellas. Para pasar el rato está bien, pero ya está.

      ¡Un beso!

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